“De ninguna manera se ha planteado que la Argentina vaya a promover un boicot internacional contra productos uruguayos. Lo que podría ocurrir es que, sin intervención de ningún gobierno, consumidores de otros países prefieran no comprar productos elaborados en plantas contaminantes. Es algo parecido a lo que pasa con la carne con aftosa, a pesar de que argentinos y uruguayos sabemos que no hay riesgo alguno si la comemos”, dijo el embajador argentino en Uruguay, Hernán Patiño Meyer, en una entrevista concedida al semanario uruguayo Brecha. Sin embargo, el diplomático argentino se encargó de bajarle el tono a la polémica que en los últimos días recalentó la relación bilateral.

Patiño Mayer afirmó que en el origen del conflicto hubo vertientes jurídicas y políticas, pero culpó al anterior gobierno uruguayo por la decisión de radicar las papeleras. “El río Uruguay es un recurso compartido entre los dos países; hay un estatuto que lo rige y una comisión binacional que lo administra. El estatuto establece claramente que cuando un Estado ribereño tiene que construir una obra –que de alguna manera pueda alterar el recurso compartido– debe consultar a la otra parte. Ese procedimiento se omitió durante el gobierno de Jorge Batlle”, insistió el embajador que sigue intentando –por ahora, sin suerte– abrir canales de diálogo con el gobierno uruguayo para la solución del conflicto.