EL PAíS › COMO FUE EL ALLANAMIENTO EN LA BASE NAVAL

Los pasos que dio el juez

El centro de espionaje de la Base Almirante Zar funciona en una casita de dos cuartos, cocina y baño, acondicionado como oficina. La edificación se encuentra exactamente en la zona de ingreso al predio de la base, pero no está conectada físicamente con nada. Esas eran las referencias detalladas en la denuncia que disparó el allanamiento en la sede de la base de Chubut y eso fue exactamente lo que encontró en el lugar Jorge Pfleger, titular del Juzgado Federal de Rawson. Durante la inspección, el juez encontró “muchos y muchos documentos”, incluso de carácter “confidencial y secreto”, indicó una fuente judicial ante la consulta de este diario. Por ese motivo, el juzgado secuestró parte del material, clausuró y selló el sitio donde habrían quedado unas computadoras. Durante todo el fin de semana, el juez y sus colaboradores diseñaron una especie de plan de abordaje para analizar ese material. De acuerdo con la información recogida por Página/12, esta misma semana el juzgado pondrá personal técnico especializado para analizarlo. La provincia de Chubut se presentará como querellante en la causa (ver nota principal).

La causa por espionaje de la Armada llegó al despacho del juez Jorge Pfleger el viernes pasado, a las 11 de la mañana. Luego de una breve comunicación, recibió en su despacho un informe sobre actividades de espionaje ilegal desarrolladas por la Armada y denunciado personalmente por integrantes del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Con la denuncia, el CELS presentó parte de la prueba documental, difundida en los últimos días. Entre otras, estaban reportes de inteligencia recientes como una ficha de información sobre la ministra de Defensa, Nilda Garré, con una foto, y del ex secretario de asuntos militares durante la gestión de José Pampuro, Jorge Garreta.

La denuncia del CELS incluía una descripción de “mucha precisión” de la ubicación de la “casita”, el lugar desde donde personal de la Armada supuestamente llevaba adelante los trabajados de espionaje. Ese mismo viernes, a las 12 del mediodía, el juez Pfleger cumplimentó el trámite formal y mandó la denuncia con el inicio de la causa a la fiscalía federal de Rawson. Una hora y media después, entre las 13.30 y 13.45, ingresaba a la Base Almirante Zar con un oficio en busca de “un recinto” donde teóricamente “existía documentación” que le interesaba a la Justicia.

Parte de los efectos de la orden de allanamiento de Pfleger se conocieron entre este viernes y el sábado. El Ministerio de Defensa anunció los relevos del tercer hombre de la Armada, el comandante de Operaciones Navales Eduardo Avilés, y del director de Inteligencia Naval, Pablo Rossi, por la escalada de informes ilegales ordenados por la fuerza como en las viejas épocas. Pero los relevamientos no fueron todos los efectos de aquella inspección ocular que les permitió tanto al juzgado como a la fiscalía constatar en un primer y aun mínimo abordaje la existencia de material denunciado.

Según pudo saber este diario, el juzgado consideró dicha inspección como una “aproximación” en el que se secuestró “material paradigmático o lo más relevante, pero como no contaban con el personal técnico necesario para tomar las medidas de inspección, el juez clausuró el sitio que será peritado por especialistas esta próxima semana”. Fuera del material que no pudo ver por cuestiones técnicas, el juez analizó rápidamente el contenido de las carpetas en papel localizadas en el lugar. En ese repaso veloz, encontró “causas suficientes para seguir avanzando con la investigación”, dijo, con cautela, una fuente con acceso directo a la causa. Entre ellos, el juez encontró papeles de diverso carácter. “Muchos, muchos documentos, muchos papeles –indicó la fuente–, algunos de ellos catalogados como confidenciales y secretos.”

Aunque hasta el momento el juzgado no ha hecho trascender el contenido de esos papeles secuestrados, el hallazgo no pasó inadvertido para los hombres de la Justicia ni para la Armada. El juez, que hasta ese momento no había tenido ningún tipo de trabas o condicionamientos para su inspección de parte de las autoridades de la base, tuvo que dejar sentado que el secuestro del material “confidencial” y “secreto” eximía de “responsabilidades de tipo administrativo” a los responsables del lugar. Según las fuentes, nadie le impidió llevarse el material, pero sí se sorprendieron cuando intentaba hacerlo: “¡Esto es material confidencial y secreto!”, le advirtieron al juez, como si no hubiese notado el detalle.

El juzgado analizará el contenido del material a medida que avance en la investigación; aun así, se supone que se encontrarán con parte de los papeles aportados en la denuncia original por el CELS. Entre los informes, parte de los cuales fueron difundidos por Página/12 en su edición de ayer, se hallan relevamientos minuciosos sobre las organizaciones sociales, militantes políticos y familiares que llevaron adelante la celebración del último aniversario de la masacre de Trelew de agosto del año pasado. En junio de ese mismo año, otro parte catalogado “secreto y confidencial” daba cuenta de una serie de actividades asignadas a los espías. En el primer punto, entre los informes semanales, se indica que “los días miércoles se elevará un informe semanal de asuntos institucionales, relación con la comunidad y hechos que afecten al prestigio social”.

Aunque la provincia consideró el tema de los archivos como un tema nacional (ver nota aparte), entre las segundas líneas hay quienes creen que la actividad de los espías está relacionada con la apertura o reapertura de la investigación de la masacre de Trelew del 22 de agosto de 1972, ordenada por el juez Pfleger hace poco más de dos meses. “No es que a uno se le ocurra relacionarlo, es que es inevitable que todo está relacionado”, razonaba anoche ante una consulta de este diario un funcionario del área de Derechos Humanos. Quienes sostienen esa posibilidad, creen que existe “cierto grado de temor” entre los marinos por la investigación. La hipótesis pierde sentido frente a un análisis global del contenido del material que llegó a manos del CELS por la denuncia de uno de los integrantes del arma. Allí no sólo hay relevamientos sobre las novedades o celebraciones o hechos vinculados con Trelew sino informes de carácter reservado que alcanzaron a funcionarios del gabinete nacional.

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