EL PAíS › TESTIMONIOS EN LA PLAZA DE MAYO
En primera persona
- Sebastián, 62 años, de la UOM Quilmes: “Era técnico de Techint cuando nos vinieron a buscar los militares. Nos llevaron a un lugar que no sé dónde era. Nos echaban agua y no nos dejaban dormir. Por suerte, a la semana me largaron y me tuve que ir a vivir a Venezuela. Volví en el ’83, cuando el país estaba destruido. Pienso que en este aniversario hubo un cambio en el Gobierno y que está cumpliendo con lo que el pueblo pide”.
- Silvina, 39 años, abogada, con su hija en brazos: “El 24 de marzo representa todo lo que no quiero que mi hija tenga que vivir nunca. Hoy le tuve que explicar cosas espantosas sobre esas fotos. Me preguntó por qué son tantos y cómo pudo pasar”.
- Agata, 17 años, estudia en el CBC para Psicología: “Es la primera vez que vengo. Al ser los 30 años, se merece que lo recordemos con más fuerza. Esta fecha representa la pérdida de un montón de gente valiosa. Mis viejos estudiaban en esa época y fue terrible. Te bajaban del colectivo y te ponían contra la pared. O te revisaban al entrar a la facultad”.
- Luis, 62 años, geólogo: “El 24 es para pensar, para tener memoria y que no vuelva a pasar. En 1976 estaba trabando en Neuquén y fui a visitar a un ex compañero de Acción Comunista en La Plata, donde yo estudié. Mi amigo estaba viendo cómo escapar, porque el Ejército había entrado a la casa de su hermano y lo estaba buscando. Yo los saqué en mi auto a su novia y a él y los escondí. Después me enteré de que a los diez minutos que nos fuimos llegó el Ejército. Nos salvamos por diez minutos”.
- Alejandro, 49 años, profesor de computación: “Es la primera vez que vengo y lo hago porque siento que la impunidad sigue. No hubo un cambio concreto para que venga, simplemente es la primera vez que me entero de estas marchas. La dictadura la viví con mucho miedo. Me enteraba de lo que pasaba por amigos que salían del país por trabajo y volvían con una visión que acá nos trataban de ocultar”.
- Luciano, 29 años, motoquero de Simeca: “Mi papá y mi mamá eran militantes del PRT. Tienen montones de amigos desaparecidos, exiliados y muertos. El 24 de marzo es la noche más oscura del pueblo argentino, donde el imperialismo tuvo que detener el avance de la lucha revolucionaria. Nosotros estuvimos el 20 de diciembre y ese día también vimos morir compañeros. Pero cuando un pueblo está enojado, no hay quien lo pare”.
- Adriana, 49 años, no docente de la UBA: “Militaba en la JP. Hoy le contaba a mi hija que después del golpe vivía en un edificio de un gremio. Los hombres se fueron antes de que llegaron los milicos y las que resistimos fuimos las mujeres y los niños, que preguntaban dónde estaban sus papás. En esta marcha hay mucha más gente, porque la incentivaron los mismos medios que en otro momento miraron para otro lado”.
- Alejandro, 21 años, con una remera de “Atento Telefónica”: “Creo que hay cierto métodos que se mantienen de la dictadura, sobre todo en el ámbito laboral. Los 24 los vivo siempre como el recuerdo a una generación, pero también como una jornada de lucha contra el gobierno de turno, que lo quiere convertir en un feriado para que la gente se vaya a Mar del Plata”.
- Hernán, 38 años, bioquímico, disfrazado de esqueleto: “Creo que hay que evitar la falacia de dividir los derechos humanos del pasado y del presente. Con nuestra murga expresamos la continuidad de los desaparecidos, que son los muertos de hambre de hoy. Me acuerdo de que cuando fue el golpe –yo vivía en un pueblito de provincia– vinieron a mi casa a ver si encontraban algo que no les gustara. En la secundaria, todo era silencio es salud y el pelo corto por encima del cuello de la camisa”.
- Andrés, 46 años, médico, acompañado por su mujer y tres hijos: “Militaba en el PO en el Colegio Nacional de Buenos Aires en 1976. Poco tiempo después del golpe, me fueron a buscar a lo de mis viejos. Viví un tiempo de casa en casa y me salvé. Vengo con toda mi familia, porque quiero que se mantenga viva en mis hijos la memoria para que no vuelva a ocurrir.
–¿Papaaaaaa, por qué hay muñecos de los milicos?, preguntó su hija.
–Para representar el horror y lo que no queremos que vuelva a pasar.
–Guauauuuuu.
Producción: Werner Pertot.