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El legajo de Alvarez

Cómo entró a la SIDE y su legajo personal

- En 1981 el ahora diputado Juan José Alvarez, en ese entonces estudiante de Derecho, se presentó como postulante en la SIDE. Según se desprende de la carta que él mismo escribió a sus futuros superiores, uno de sus objetivos “era servir mejor a nuestra patria”. Entre los “datos aportados por el postulante” figura en su legajo que “el Sr. Alvarez desea ingresar a este organismo por sentirse identificado con el proceso militar actual”.

- Llevó como referencia una carta del represor Albano Harguindeguy, quien aseguraba que lo conocía desde hacía cinco años y que Alvarez sería “un elemento que no defraudará la confianza que en él se deposite”.

- La semana pasada, el juez federal Norberto Oyarbide anuló el indulto que, junto al ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, le había evitado a Harguindeguy ser investigado por los secuestros del empresario Federico Gutheim y de su hijo Miguel Ernesto. Por su cargo en el ministerio, Harguindeguy fue responsable de todos los campos clandestinos de detención que funcionaron en las delegaciones de la Policía Federal en el interior y Capital Federal. Además, está procesado en la causa en la que se investiga el Plan Cóndor.

- Según surge del legajo de Alvarez, en ese entonces, el diputado se definía como apolítico y trabajaba como gerente de ventas en la empresa de su papá, que se dedicaba a la exportación e importación. Se consideraba un buen lector y deportista y quería terminar su carrera de abogacía en la UCA, que había abandonado unos años antes.

- El contrato de locación entre la Secretaría de Inteligencia y Alvarez se firmó el 1º de julio de ese año. Un año después pasó al plantel básico, donde estuvo hasta que presentó su renuncia el 17 de julio de 1984. El diputado juró por su honor que se comprometía a “guardar fidelidad y lealtad para con la patria, el organismo que revista y en el desempeño de sus funciones y tareas”. En la SIDE trabajó bajo el alias de Javier Alzaga.

- Sus superiores lo consideraban un excelente analista que se destacaba “por su criterio, iniciativa y conocimientos específicos y generales”. En tres evaluaciones lo calificaron con diez en todas las variables: rendimiento, iniciativa, cooperación, disciplina, cultura general y criterio. En 1983 tuvo que repartir sus estudios de abogacía con algunos cursos. Encuadramiento legal SIDE, Teoría de la Subversión y Contrasubversión, Documentación, Evolución Histórica de Occidente, Introducción a la Contrainteligencia, Introducción a la Inteligencia, Representación Argentina Geográfica y Técnicas de Trabajo. En todos tuvo buenas notas, pero se destacó en Introducción a la Contrainteligencia.

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