Cuando un tal Jorge López armó su blog no imaginó que a treinta años del regreso de la democracia un homónimo iba a desaparecer por segunda vez en su vida. Y que eso provocaría un aluvión de mensajes en su cuaderno virtual. Una de esas comunicaciones provino de un hombre que aseguró haber visto con vida al testigo en una estancia sobre la Ruta 3, en una oportunidad en que su vehículo se quedó sin agua y bajó con un bidón para reponerla. En el blog alguien le sugirió que fuera a los medios, a lo que respondió que lo había hecho pero nadie lo había atendido. Según terminó relatando ante el juez federal Arnaldo Corazza y ante la jueza de Garantías Marcela Garmendia, vio al testigo rodeado de cuatro o cinco personas con armas largas, y cuando regresó al día siguiente observó que en ese lugar había camiones del Ejército. Agregó que cuando se retiraba lo siguió una camioneta de la SIDE, a la que le sacó una foto con su celular. Este “informante” también tomó contacto con el coordinador de las investigaciones, el inspector Roberto Silva, y se produjo un allanamiento a una quinta, realizado por un juez de otra jurisdicción. A este punto, una versión indica que el lugar pertenecería a un alto mandatario provincial y otra señala que es lindante a una propiedad de ese funcionario. De todos modos, López no estaba allí. Los investigadores tampoco hallaron los calabozos que el informante había mencionado. El hombre expresó que “no puede ser que no lo hayan encontrado”, y afirmó que sus “amigos de la SIDE” le habían asegurado que allí había prisiones y armas. “Todo tuvo un tufillo a interna”, comentó la fuente que relató el episodio.