Martes, 12 de diciembre de 2006 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Pablo Bergel *
Como el famoso “paisaje de Catamarca”, la Plaza de Mayo albergará hoy “mil distintos tonos de verde”, en la primera gran marcha nacional “Contra la contaminación y el saqueo ambiental”. Convocada bajo el impulso convergente de las Asambleas Ambientales de Ciudadanos y Vecinos de Gualeguaychú, Esquel y decenas de localidades que enfrentan conflictos socioambientales que afectan gravemente su identidad, estilo y calidad de vida, la marcha permitirá observar la multiplicidad de actores y temáticas que finalmente consiguen inscribir en la plaza y la agenda pública su derecho humano a vivir y preservar un ambiente sano para sí y sus descendientes.
Amén de los aguerridos gualeguaychenses y su lucha contra las pasteras, estarán los victoriosos vecinos de Esquel, que lograron frenar en su zona a la gran minería multinacional, combinando la concientización masiva, la acción directa y la institución de la consulta popular democrática y, junto a ellos, decenas de expresiones ignoradas en la gran platea política y mediática, como los afectados e inundados por Yacyretá, los vecinos de Calingasta (San Juan), Andalgalá, Famatina y Chilecito (La Rioja), Ingeniero Jacobacci (en la línea sur rionegrina), San Carlos y Valle de Uco (Mendoza) y decenas de otras localidades nunca pronunciadas en Buenos Aires, junto a los vecinos metropolitanos del Riachuelo-Matanza, Reconquista-Luján, Boca y Barracas, Palermo, Vicente López y decenas de etcéteras que no cabrían en la hoja. Movimientos campesinos de Santiago, Formosa, Misiones; pueblos originarios del norte y del sur, estarán presentes, en una movida que, como la de los movimientos de desocupados y piqueteros, nace y viene del interior a la capital, dispuesta a quedarse y no abandonar ya la escena pública. Pero además de esta secuencia geográfica podrá observarse otra secuencia, llamémosla histórica o filogenética, que coexistirá también en la marcha.
El primer eslabón está constituido por las organizaciones, activistas e intelectuales ambientalistas que ya hace varias décadas vienen sembrando conciencia crítica acerca de la insustentabilidad de los modelos y estilos de producción y consumo que el capitalismo azuza hasta el agotamiento. Figuras precursoras como Miguel Grinberg, Antonio Elio Brailovsky, militantes todoterreno como Jorge Rulli, Juan Schroeder y Javier Rodríguez Pardo, premios Nobel alternativos como Raúl Montenegro, juristas como Daniel Sabsay; tercos y abnegados activistas de las ONG de todo el país que integran la Red Nacional de Acción Ecologista (Renace), para no mencionar las ejemplares campañas y la independencia rigurosa de Greenpeace, o del Foro Ecologista y M’Biguá de Paraná y la Red Socioambiental de Entre Ríos y Uruguay, que hace mucho tiempo enlaza a los hermanos de ambas bandas del mismo río, a los que se sumarán las asambleas del Callejón de Montevideo y la de Maldonado, junto a la fraybentina Delia Villalba.
El segundo eslabón es el ya descripto: las comunidades vecinales y barriales, rurales y urbanas, la sociedad civil organizada de manera absolutamente horizontal y democrática, poniendo de relevancia que la participación ciudadana está en la base de cualquier solución, de cualquier pacto social, de cualquier proyecto de país y región, de cualquier gobernabilidad. Esta movilización ciudadana toma los saberes, experiencias y las banderas sembradas por los ecologistas, se las apropian y las llevan más allá, representando un irreversible salto de calidad en las luchas ambientales.
Y el tercer eslabón, apenas prefigurado pero ya visible, es el político-institucional, que ya viene asomando en partidos e iniciativas verdes de variado origen, tanto como en el “verdeo” de las agendas y discursos políticos tradicionales de izquierda a derecha (el máximo ejemplo es el acto y compromiso público del Presidente en Gualeguaychú hace pocos meses). Y por si todo esto fuera poco elocuente, representantes de quince partidos verdes de las tres Américas estarán también caminando y solidarizándose de cuerpo presente (antes de tener su reunión anual en Argentina, elegida como sede por la ejemplaridad de sus movilizaciones ambientales).
Verdes de ayer y de hoy, de siempre y de nunca; clorofílicos, conversos y maquillados (pero... ¿quién puede hacerle “análisis de savia” a nadie?); el verde es sustentabilidad, equidad y seguridad ambiental y social; es paz y no violencia activa; es democracia profunda, diálogo y respeto a la diversidad; es solidaridad intergeneracional y global. Con todos y para todos.
* Sociólogo – Foro de Ecología Política-FEP.
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