EL PAíS › LA RECONSTRUCCION DE LA SAGA DEL TERRORISMO

Las pruebas del asesinato

“Los elementos que prueban la existencia del ‘encargo’ de un bebé, por el cual María Claudia fue trasladada a Montevideo y preservada con vida hasta el parto, son los que facultan a Juan Gelman y a sus abogados a sostener que el asesinato de su nuera es un delito de tipo común sin connotaciones políticas. En ese sentido es que Gelman reclama judicialmente una investigación para ubicar los restos de su nuera, investigación que no estaría amparada por la ley de caducidad, en tanto se trataría de una acción particular con fines particulares cometida por quienes en ese momento operaban en los aparatos exclusivos de la represión trasnacional del terrorismo de Estado”, explica en un artículo publicado en la revista uruguaya Brecha Samuel Blixen.
El periodista y escritor detalla que existe un vínculo entre el caso Simón, el hijo de la ex detenida-desaparecida uruguaya Sara Méndez que fue ubicado en la Argentina, y el caso María Claudia: “La fuente que aporta la pista del paradero de Simón es la misma que entrega vitales informaciones sobre la suerte corrida por María Claudia. En los dos casos, quienes entregaron las pistas decisivas son voceros –o gestores, o intermediarios– de los represores argentinos que operaron en el centro clandestino Automotores Orletti, bajo las órdenes del paramilitar Aníbal Gordon”.
Uno de ellos, Eduardo Alfredo Ruffo, un agente de la Secretaría de Información del Estado (SIDE), considerado como uno de los principales lugartenientes de Gordon, les hizo saber a Juan Gelman y a su esposa Mara que María Claudia, detenida en Orletti, “había sido entregada a dos militares uruguayos, José Ricardo Arab y Manuel Cordero, que la nuera del dicente había tenido un bebé en Uruguay y que había sido entregada a un personaje importante que gozaba en ese momento (1998) de mucho apoyo político del Partido Colorado en el gobierno”.
Blixen, investigador y testigo en todas las investigaciones abiertas sobre el Plan Cóndor en Argentina, Paraguay, Uruguay y España, recuerda que “la convicción de Gelman era que se trataba de un encargo, convicción que se robusteció cuando identificó a Ricardo Medina como uno de los dos oficiales (el otro fue Jorge Silveira) que depositaron la canasta con la niña en la puerta de la casa de quien, en el momento de desarrollar la investigación en Montevideo, era jefe de Policía de San José, designado por Julio María Sanguinetti. Las fuentes de Gelman le aseguraron que el capitán Medina era un protegido de aquel alto funcionario policial, cuya esposa durante mucho tiempo buscó sin éxito quedar embarazada. La investigación realizada por un general en marzo de 2000, por orden del presidente Batlle, permitió asimismo confirmar que la nuera de Gelman había sido asesinada por el mismo capitán Medina encargado de entregar al bebé robado”.

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