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El fiscal Nisman y los funcionarios argentinos consideran que lograron una importante victoria en la reunión del Consejo Ejecutivo de Interpol. De hecho, lograron que ese organismo convalide las órdenes de captura con alerta roja contra seis funcionarios iraníes, aunque eso entre en vigor recién en noviembre.

–Uno de los acusados es libanés y, desde el punto de vista legal, el gobierno de Irán no puede asumir su caso. Interpol no publicó ninguna alerta roja por los cinco iraníes porque Irán ya apeló la decisión del Comité Ejecutivo. De todas maneras, si alguien se siente feliz porque considera eso una victoria, yo no tengo ningún problema con eso. Para nosotros ése no es el principal problema. La verdadera victoria para el pueblo argentino será que se encuentre y se castigue a los verdaderos culpables del brutal atentado. Igualmente, cualquiera puede ver la verdad en el sitio oficial de Interpol y allí verá que no existe tal alerta roja contra los cinco iraníes.

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La acusación concreta contra Irán es que financia a Hezbolá y la utilizó para realizar el atentado contra la AMIA.

–Prometo que ni Irán ni Hezbolá sabían siquiera qué era la AMIA antes de estas acusaciones. Los intereses de Irán jamás fueron extender nuestra causa al territorio argentino. Tenemos nuestros propios dolores de cabeza a miles de kilómetros de aquí. Objetivamente, los asuntos internos de la Argentina nunca fueron ni son una cuestión de importancia para mi gobierno. En los casos judiciales se necesitan evidencias concretas. Es un deber del que acusa probar lo que está imputando. No es un deber de los acusados probar su inocencia. Hasta el momento no hemos recibido ninguna prueba o evidencia aportada por la Justicia argentina. Tienen alguna hipótesis, pero en casi 13 años no existe ni han podido presentar ninguna prueba.

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Irán mismo se ha puesto bajo sospecha. El presidente Ahmadinejad insiste en que Israel debe ser destruido y niega el Holocausto, la matanza de judíos por el régimen nazi. Quiero decirle, de paso, que mis propios abuelos murieron en los campos de concentración, de manera que puedo dar fe del Holocausto.

–Esto no tiene ninguna relevancia. No hay coincidencia temporal entre las dos cuestiones. Insistir en esos argumentos termina llevando a una mayor polarización en el caso AMIA. Por otra parte, las palabras del presidente de mi país fueron sacadas de contexto. La mayor preocupación del presidente de Irán es que el Holocausto no debe usarse para justificar las graves violaciones a los derechos humanos que se perpetran en los territorios ocupados de Palestina. El crimen del Holocausto no puede ser compensado con tierras y vidas palestinas. Esos discursos del presidente no se relacionan con la respetable población judía o con el caso AMIA. El conflicto de Medio Oriente es un problema de esa región y es un problema político. Nadie puede justificar o defender lo que Hitler hizo al pueblo judío y a la humanidad toda.

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Al ciudadano argentino le cuesta entender por qué uno o más funcionarios iraníes no se presentan a la Justicia. ¿Cómo lo podría explicar usted?

–Me gustaría hacerles la misma pregunta. Si un ciudadano o ciudadana argentina estuviera en idéntica situación, ¿qué haría? Los iraníes pueden sentir inseguridad. Fíjese cómo se los trata, pese a que ninguno ha sido condenado. Si usted mira hacia atrás, en los últimos 13 años varios iraníes fueron acusados y se los trató como criminales sin ninguna prueba. A algunos ya se los sacó de la acusación sin ninguna explicación o pedido de disculpa. No se ha querido escuchar ninguna explicación, ningún argumento, ninguna prueba de que los imputados son inocentes. ¿Tal vez el principio de la inocencia se ha olvidado cuando se trata de iraníes? ¿Qué podemos esperar de una situación y de actitudes de esa naturaleza?

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Usted ha mencionado varias veces que la Argentina e Irán deben llegar a un acuerdo en el caso AMIA. ¿Cuáles le parecen los pasos a dar?

–No existe un tratado de cooperación judicial entre Irán y la Argentina. Por lo tanto, Irán no tiene ninguna obligación legal de cooperar con la Argentina en el caso AMIA. Sin embargo, Irán está dispuesto a cooperar con los principios de la ley internacional y los derechos humanos. Para ello, se necesita al menos un acuerdo básico o un marco legal. Usted no puede mandarle órdenes a otro país y obligarlo a que ayuden a su Justicia. Usted tiene que buscar su cooperación con un espíritu de buenas intenciones y respeto mutuo. Irán y Argentina pueden acordar en algunos principios básicos, incluyendo la garantía de los derechos humanos de las personas acusadas, evitando acusaciones políticas, sin interferir en los asuntos internos y prohibiendo la impunidad. No es aceptable para nosotros que el caso AMIA se transforme en una máquina de propaganda contra el pueblo iraní. No se puede servir a la Justicia en un contexto de conflicto y tensión. Irán está listo para abrir un diálogo constructivo con Argentina para establecer un acuerdo mutuo de resolución del conflicto en el marco de normas jurídicas internacionalmente reconocidas.

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¿Existe la posibilidad de que se haga el juicio en otro país, por ejemplo? Claro que se requerirá que los jueces sean los ya sorteados de la Justicia argentina. ¿O tiene otra propuesta?

–De acuerdo con la ley iraní no existe posibilidad de que el gobierno iraní extradite a ciudadanos iraníes en tanto estén viviendo dentro del país. Eso es totalmente imposible, en especial cuando el gobierno de Irán cree indudablemente que son inocentes y el juicio en el exterior podría violar sus derechos humanos básicos. No necesitamos terceros países que metan sus narices en nuestras relaciones bilaterales. Tenemos la suficiente sabiduría en nuestros dos países para resolver los desacuerdos. Lo único que se necesita es decisión política y respeto mutuo. Trece años de tensión son suficientes. Tal vez ambos países necesitemos un respiro para reevaluar todo y abordar el conflicto con nuevas iniciativas.