Miércoles, 16 de mayo de 2007 | Hoy
EL PAíS › LAS QUEJAS DE LOS USUARIOS POR EL SERVICIO DIARIO
“Estamos cansados de viajar como ganado”, se indignó un pasajero indignado. “Esto se veía venir”, sostuvo una señora muy atildada que sorprendió con la declaración. “El otro día estuve cuatro horas para volver a mi casa”, agregó otra mujer. Los pasajeros que iban llegando a Constitución después de los incidentes y se iban enterando de lo que había pasado no se cansaban de relatar ante micrófonos y cámaras sus padecimientos diarios. Las demoras, las suspensiones de servicio y las malas condiciones de las unidades ganaban el ranking de las quejas.
Damián, uno de los pasajeros, llevaba en sus brazos a su hija de dos años y a su lado estaba su esposa, Paula. Pocas horas antes, la familia había vivido su propia odisea. Ellos tomaron el tren en Adrogué y a unas seis cuadras de llegar a Constitución la formación se detuvo. Luego de esperar arriba de la unidad y ante la falta de respuesta tanto de los guardas como del conductor, los pasajeros ya hartos decidieron bajar. “Tuve que caminar todas esas cuadras con la nena en brazos. Hubo gente mayor que, directamente, no pudo bajar. Cuando llegamos a la terminal, nadie nos explicó nada”, se quejó.
“No hay respeto para nada. Cancelan a cada rato los trenes y uno se queda varado en cualquier parte”, contó Ana María. La usuaria tomó ayer el tren en Ezeiza a las 14. Recién llegó a Constitución a las 16. En el medio, permaneció detenido una hora en la estación de Remedios de Escalada, zona sur del conurbano bonaerense, relató la mujer.
“Esto es un quilombo. Antes decían que los trenes funcionaban mal porque los manejaba el Estado, ahora que están privatizados, ¿cuál es la excusa?”, se preguntó Jorge, mientras esperaba la salida de su tren que, por los incidentes, obviamente estaba demorado. “Esto es una vergüenza”, agregó Matías. “Lo peor que esto (en referencia a los disturbios) no va arreglar nada. Va a funcionar todo bien por una semana y después van a volver los retrasos y las cancelaciones”, pronosticó.
Carla acotó que “esto es una burla”, mientras llamaba con su celular a su familia para avisarles que los incidentes habían terminado y que iba a llegar mucho más tarde de lo acostumbrado. “Todos los días pasa algo. O porque hay un accidente, o el tren se prende fuego por algún desperfecto, o algún pasajero se descompone, todos los días se suspenden los servicios”, relató la joven que dejó la estación para buscar un transporte alternativo.
“En la empresa no les importa que lleve el certificado que te dan acá. Yo llego tarde al trabajo y me sancionan”, contó Carlos.
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