Sábado, 30 de junio de 2007 | Hoy
EL PAíS › EL CASO DE UN DESPIDO “SIN CAUSA”
Por Mariana Carbajal
Sergio Schmidt trabajó durante cuatro años en el Area de Prevención de Pérdidas de la sucursal Avellaneda de Wal Mart. Fue despedido el 8 de marzo de 2006 “sin causa” y casualmente después de ponerse al frente de la recolección de firmas para reclamar un aumento de sueldo, ante la pasividad de la comisión sindical que reinaba desde hacía años en esa tienda y que nunca había convocado a una asamblea de trabajadores. “Fui el primer despedido en el marco de la política de persecución gremial de la empresa”, dijo Schmidt a Página/12.
El telegrama de despido que llegó a su casa el 8 de marzo del año pasado fue el último de una serie de maltratos que recibió desde fines de 2005, cuando sufrió heridas en una pierna mientras trabajaba, al caerse de un camión, y descubrió las maniobras que hacía Wal Mart para esconder los accidentes laborales ante la ART. Estas maniobras también están denunciadas en la carta que el nuevo cuerpo de delegados le envió al presidente Néstor Kirchner (ver nota central).
Schmidt se encargaba de controlar la mercadería que salía de la sucursal para evitar robos. “En eso estaba, auditando un camión, cuando me caí y me rompí los ligamentos y un tendón de una pierna. Entonces fui al servicio médico y de ahí, en lugar de mandarme a la ART contratada por Wal Mart, me mandaron al Hospital Fiorito. Yo ya sabía que hacían eso: como el médico de la sucursal era en ese momento también médico del Fiorito, si había un accidente siempre nos mandaban a ese hospital (ubicado en Avellaneda). Después nos enteramos de que tenían un acuerdo con la ART por el cual si durante un mes mandaban menos de 10 personas accidentadas tenían un descuento”, contó. El médico en cuestión es Pablo Ghiglione, quien se alejó de Wal Mart tras el artículo de Página/12 del 27 de mayo, donde se denunciaron las prácticas antisindicales de la empresa.
Después de ir al Fiorito, donde le dieron el diagnóstico y le anunciaron que debía operarse, Schmidt, de 30 años y padre de un chico de 8, volvió a su trabajo, con la rodilla hinchada y negra por los hematomas, y exigió que lo derivaran a la ART. “Pero el doctor Ghiglione me dijo que no. Insistí y finalmente llamó a la ART y delante mío denunció el siniestro, pero les dijo que yo tenía antecedentes de accidentes. Por eso cuando fui a la ART me rechazaron el caso y no me querían operar. Estuve dos meses, con la pierna lastimada, yendo a trabajar así, soportando el dolor y que mis superiores me dijeran que no insistiera con la ART. Hasta que logré que me aprobaran la intervención”, recordó Schmidt. Tuvo la suerte de que su accidente quedó grabado: el joven se cayó del camión justo enfrente de una de las tantas cámaras de video que tiene el hipermercado.
Una vez que regresó a su lugar de trabajo, tras la operación y la rehabilitación, la relación laboral no fue la misma. “Empecé a sufrir maltratos y humillaciones de mi supervisor, me gritaba, me denigraba”, agregó. El telegrama de despido “sin causa” le llegó después de que se le ocurriera organizar una recolección de firmas para elevar un petitorio de aumento de sueldo. Schmidt denunció su despido como discriminación sindical ante el Inadi. Su expediente lleva el número 1317.
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