EL PAíS › CRONICA DE UNA JORNADA EN EL CONTEO DE VOTOS

Denuncias en el escrutinio

 Por Miguel Jorquera

El primer vallado policial está en las escalinatas que conducen al moderno Palacio de Justicia II de Córdoba. El segundo lo forma una larga fila de sillas sobre el hall de entrada y el tercero, un grupo de mesas que reduce a un angosto pasillo el amplio y vidriado entrepiso del Salón de los Pasos Perdidos del edificio. Allí, detrás de altos tabiques de maderas, están las 6150 urnas que se usaron en los comicios . En medio de todas ellas, y agrupados desde ayer en 24 mesas, los apoderados de todos los partidos y coaliciones que participaron de la elección disputan a lo largo de 12 horas diarias cada número de las actas del escrutinio definitivo que proclamará al nuevo gobernador cordobés.

Del otro lado, los periodistas esperan las novedades en extenuante guardia. Sin información oficial, el primer conato mediático de la jornada se desata en el descanso del mediodía, cuando los apoderados de cada bando dan su propio parte.

“Resguardamos la identidad del denunciante porque tiene pánico a la represalia”, dice a Página/12 el abogado José Dantona. El letrado juecista patrocina a un “chatarrero”. El hombre –“cuya identidad está manos de la Justicia”– compró un lote de papel que incluía “actas del escrutinio, planillas de control de los fiscales, sobres cerrados y escrutados, otros firmados y sin usar, fajas de seguridad para sellar las urnas, boletas y sellos de la elección. Todos elementos que deberían estar dentro de las urnas”, sostuvo el abogado como prueba del “fraude”.

La réplica no se hace esperar. “Dantona, que es abogado de la municipalidad, todos los días encuentra algo. Ahora parece que encontró al cartonero Báez” (el testigo clave en el juicio que condenó al boxeador Carlos Monzón por el asesinato de su pareja), repetía ante este diario el apoderado del PJ y de Unión por Córdoba, Gustavo Muñoz.

En otro rincón, el apoderado del opositor Frente Cívico y Social, Miguel Ortiz Pellegrini, enfrentaba a cámaras y grabadores. “Ya detectamos 45 urnas que no tienen actas, estimamos una proyección de 200 urnas que están en las mismas condiciones. Allí hay 80 mil votos, cuatro veces la diferencia que le adjudican a (Juan) Schiaretti”, dijo el apoderado. A pocos metros, frente a Página/12, Muñoz hace propias las palabras que un dirigente de la JP le soplaba al oído: “Juez es el (Luis) Barrionuevo cordobés. Uno quemó las urnas en Catamarca y el otro quiere incendiar las instituciones en Córdoba para no admitir su derrota”.

Camino al bar de los tribunales “para comer algo”, la cuestionada jueza electoral Marta Vidal acepta unas preguntas. “Creo que terminaremos el recuento en dos o tres semanas”, dijo. “¿Para la primavera?”, le preguntaron. Abrió sus grandes ojos azules, suspiró y soltó la respuesta que resume la tensión de la disputa: “Esto ya parece la primavera de Praga”.

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