–¿La incorporación de María del Carmen Alarcón no desperfila al frente progresista que usted conduce?

–Mire, la definición de progresista nosotros la planteamos con nombre y apellido, a partir de propuestas concretas en educación, en salud. En particular, lo que ella manifiesta en materia de producción agropecuaria lo compartimos plenamente.

–Pero, por otra parte, ella hizo el contacto con Blumberg para intentar incorporarlo a usted a su mesa de diálogo...

–Ya en otras oportunidades hemos tenido una definición al respecto. Tenemos una admiración a Blumberg por su fortaleza para poder superar un drama tan duro como el que le tocó vivir. Ahora, en construcción política, tenemos que buscar no referentes sociales, sino fundamentalmente que surjan de propuestas integrales.

–¿Cómo analiza la propuesta de Blumberg de juntar a toda la oposición?

–Como hecho lineal es comprensible: si no estamos de acuerdo con tal color, ¿por qué no unir a todos en contra de ese color? Pero en política sabemos que las cosas no son así: son más complejas. Y la complejidad requiere que se la trate con complejidad y no con simplicidad.

–Más allá de la convocatoria, ¿qué opina del paso a la política de Blumberg?

–Está previsto y lo defiende la Constitución. Nosotros creemos en otro tipo de construcción de políticas sociales. Diciembre de 2001 fue una bisagra entre el pasado y el futuro: un pasado que, indudablemente, se está abandonando y un futuro que aún no se ha armado, pero estamos en ese camino.