SOCIEDAD › UN MICRO CRUZó UNA BARRERA BAJA EN DOLORES. UN TREN LO EMBISTIó. MURIERON 17 PASAJEROS

Crónica de una madrugada sangrienta

El choque se produjo en un paso a nivel, donde la ruta 63 se conecta con la ruta 2. La barrera estaba baja y sonaba la alarma. Pero el micro de El Rápido Argentino que venía de Mar de Ajó pasó igual. Murieron 17 pasajeros y 64 quedaron heridos.

 Por Pedro Lipcovich

Diecisiete muertos y 64 heridos eran las cifras –nunca definitivas– para el choque que se produjo ayer en un paso a nivel sobre la Ruta 63, cerca de Dolores, cuando un ómnibus de la empresa El Rápido Argentino fue embestido por un tren. Nunca son definitivas las cifras porque no incluyen los heridos que regularmente mueren en días subsiguientes, ni hacen referencia a los que quedarán discapacitados. Hasta anoche, según la mayoría de los testimonios, el micro habría cruzado con las barreras bajas, y, según algunos, habría roto la barrera; en este último caso, el vehículo habría estado fuera de control, por falla mecánica o del conductor; de no haber roto la barrera, se habría tratado de una infracción deliberada del chofer. En todo caso, un especialista en seguridad vial advirtió que “los pasos a nivel en rutas son muy peligrosos y deben ser reemplazados”.

El accidente se produjo a las 2.27 de ayer, en el paso a nivel situado en el kilómetro 1 de la Ruta Provincial 63, partido de Dolores, a dos kilómetros de la Ruta Nacional 2. El coche Nº 58 de la empresa El Rápido Argentino, que venía desde Mar de Ajó hacia la localidad de San Miguel, fue atropellado por el tren 335, que circulaba hacia Mar del Plata. Según informó la empresa, en el ómnibus viajaban 61 pasajeros, de los cuales ocho eran niños. De hecho, una nena de dos años falleció cuando ya había ingresado en el Hospital Municipal de Dolores; allí permanecían tres personas; los diez heridos de mayor gravedad habían sido derivados, mediante ambulancias y helicópteros sanitarios, a hospitales de La Plata y de Mar del Plata.

Inicialmente se había anunciado una cantidad de 18 víctimas fatales por suponerse la muerte de un motociclista aplastado por el ómnibus. En realidad, el motociclista, un menor de edad, se salvó milagrosamente al arrojarse a un zanjón, el mismo que poco después se cubriría de cadáveres.

En la tarde de ayer, junto al paso a nivel de la Ruta 63, Página/12 registró con una especie de vergüenza los pequeños despojos melodramáticos: el baldecito de playa, el gorro, la palita, las remeras, el vaquero, el mate de madera, el monederito rosa con conejito, la zapatilla sola, el osito marrón, el CD que brillaba, violáceo, al sol. “Diez minutos antes nosotros habíamos cruzado por esa barrera –recordaba Andrea Molina, que vive a dos cuadras del lugar del accidente–; veníamos de la Fiesta de la Guitarra, aquí en Dolores, en un remís; el auto venía como a cien por hora y yo pensé, me acuerdo, qué podía pasar si se iba contra el guardarrail. Ya en casa, a los diez minutos escuché el estruendo terrible. Fue mi marido a ver, volvió muy pálido y no quiso hablar.

Osvaldo D’Angelo también había ido a la Fiesta de la Guitarra y llegó poco después de la catástrofe: “Ya estaban las ambulancias. Vi cómo sacaban a un chico del agua de la zanja, le tomaban el pulso, estaba muerto; había un hombre que sólo se le veía el cuerpo, no sé si tenía la cabeza o estaba decapitado. No puedo precisar”.

En la tarde de ayer, la vía derecha del tren estaba curvada como un fideo blando; dos vagones, descarrilados, formaban un ángulo imposible con la locomotora, cuya parte posterior se hundía en el zanjón; la tierra y el pasto ocupaban la cabina. “Fue espantoso –dijo el capitán Gastón Palliero, del Destacamento Vial Crotto, que estaba ahí desde los primeros momentos–: los hijos no veían a sus padres, los padres no encontraban a sus hijos, estaban desesperados.” ¿Es frecuente que en ese lugar los automovilistas pasen con la barrera baja? ¿Suelen ir a altas velocidades? A la segunda pregunta, el oficial contestó que “no tenemos cómo controlar el exceso de velocidad: al no haber radares, los automovilistas simplemente niegan haber cometido la falta”. A la primera pregunta contestó que no, que no es común que pasen con la barrera baja. El vecino D’Angelo, sin embargo, comentó que “hace un tiempo, a un auto el tren le llevó las cañas de pescar”.

En este caso, el tren se llevó no unas cañas sino toda la mitad trasera del micro de El Rápido Argentino. En la tarde de ayer, ya trasladado al Destacamento Vial Dolores, los restos ofrecían un espectáculo casi grotesco: la cabina de los conductores estaba prácticamente intacta; las primeras filas de asientos estaban en sus lugares pero, más atrás, todo había sido arrancado; en la parte posterior, un absurdo corpiño colgaba del primero de los dos pisos del micro.

Máximo Masucci, vocero de Ferrobaires, manifestó, citando a los maquinistas del tren –quienes sufrieron lesiones leves– que “el chofer del micro se llevó por delante la barrera”, que “funcionaba perfectamente”. Adrián Bonelli, gerente de El Rápido Argentino, consideró “probable” que el chofer haya cruzado con las barreras bajas (ver aparte).

Ayer circularon versiones, atribuidas a familiares de pasajeros del micro, según las cuales éste habría partido con retraso de Mar de Ajó y un pasajero le habría advertido al conductor que circulaba a velocidad excesiva. Sin embargo, la psicóloga Mónica Médico –de la Red Provincial de Salud Mental en Incidencias Críticas– contó a este diario que “ninguna de las víctimas o damnificados nos dijo eso”.

Poco antes del paso a nivel, la ruta traza una “S”: si el conductor se hubiera quedado dormido, probablemente el accidente habría tenido lugar en ese tramo. La posibilidad de que el vehículo haya roto la barrera sugiere una pérdida de control por el conductor, pero no está confirmada; la otra posibilidad es el propósito deliberado –frecuente en los conductores en la Argentina– de pasar con barrera baja. Ambas barreras quedaron rotas, pero sólo los peritajes podrían determinar si una de ellas se rompió antes y no como consecuencia del accidente.

En todo caso, Marcelo Aiello, representante del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), advirtió que “sin perjuicio de que haya habido imprudencia, los pasos a nivel en rutas son muy peligrosos y la tendencia internacional es reemplazarlos por pasos por encima o bajo nivel”.

Daniel Scioli, gobernador bonaerense, se hizo presente en el lugar del accidente: “Estamos ante una imprudencia inconcebible”, manifestó, y reclamó “el máximo castigo” para los responsables. Los dos choferes del micro, que resultaron ilesos, están detenidos e incomunicados, y anoche esperaban ser indagados por María Fernanda Hachman, fiscal de Dolores, bajo el cargo de “homicidios y lesiones culposos”. La empresa El Rápido Argentino se limitó a identificarlos como “Garófalo” y “Javier Rodríguez”. Claudio Zin, ministro de Salud bonaerense, anunció que los controles de alcoholemia a estos choferes habían dado “negativo”.

Anoche, fuentes de la Jefatura Departamental de Dolores anunciaron la identificación de nueve cadáveres: los de Lidia Acuña, María Borizado, Gladys Montero, Ayelén Morales, Angela Patete, Raúl Silvestre y José Travota. También se había identificado a dos menores: la nenita de dos años que murió en el hospital y un nene de cinco años.

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El tren descarriló y la máquina se incrustó contra el vagón comedor. Los maquinistas no tuvieron tiempo de evitar el choque.
Imagen: Rolando Andrade
 
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