El (próximamente ex) gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, podría enfrentar cargos criminales y hasta ser sancionado con la revocación de su licencia como abogado, debido al escándalo sexual en el que está involucrado y que lo obligó a renunciar a su puesto a partir del próximo lunes.

Los abogados de Spitzer, que dimitió el miércoles, no lograron un acuerdo con la fiscalía sobre las posibles acusaciones que podrían recaerle, según señaló el jefe de la fiscalía de Nueva York, Michael García. “No hay acuerdo alguno entre la fiscalía y el gobernador Eliot Spitzer con relación a su dimisión o a cualquier otro asunto”, dijo el fiscal.

Los abogados de Spitzer, de 48 años y ex fiscal general de Nueva York, están todavía negociando una declaración de culpabilidad de un delito menor a cambio de no ser acusado de uno mayor.

Desde que el pasado lunes se destapara el escándalo del presunto vínculo de Spitzer con una red de prostitución de lujo, los juristas consultados por periódicos y la televisión coincidieron en señalar que podría recibir cargos por haber violado una ley de 1910, la conocida como Ley Mann, que considera un delito el transporte de personas de un estado a otro “con propósitos inmorales”.

El ex fiscal general de Nueva York, y dentro de unos días también ex gobernador del estado, habría infringido esa ley al contratar los servicios de Ashley Alexandra Dupró o “Kristen”, de 22 años, que viajó de la Gran Manzana a Washington para encontrarse con Spitzer en un lujoso hotel de la capital del país.

Otros posibles cargos que podría enfrentar serían de orden fiscal, pues Spitzer –que en los últimos años se gastó 80 mil dólares en servicios de prostitutas– habría realizado algunos pagos al contado para enmascarar sus propósitos.

Mientras tanto, su sucesor, el todavía vicegobernador David Paterson, quien asumirá el cargo el próximo 17 de marzo, dirigió ayer a los neoyorquinos un mensaje de estabilidad sobre el gobierno del estado. Paterson, de 53 años, ciego y que el lunes se convertirá en el primer gobernador neoyorquino afroamericano, indicó también que le había transmitido a Spitzer “cuánto sentía lo que ocurrió y la ilusión que todavía me inspira”.

El dimitido gobernador de Nueva York, de 48 años, cimentó su carrera profesional en la rectitud moral y en la lucha contra la corrupción y las irregularidades financieras, siendo conocido en sus ocho años de fiscal como el “sheriff de Wall Street” y “Mr. Clean”.

Los neoyorquinos se tomaron la caída del gobernador con relativo sentido del humor y así, en pleno Wall Street, un artista, Geoffrey Raymond, que a menudo pinta retratos de millonarios, colocó una pancarta con el rostro de Spitzer y repartió rotuladores a los paseantes para que escribieran sus comentarios. Entre ellos se vieron algunos como “Nunca tires piedras contra una casa de cristal”, “Impuestos arriba, pantalones abajo” o “Te hubiera cobrado menos”, en referencia a los 4300 dólares que llegó a pagar por dos horas de servicios de prostitutas.