Sábado, 5 de abril de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › EL ACUSADO POR LA MASACRE DEL BAJO FLORES RECUPERó LA MEMORIA
Cuando fue detenido dijo no acordarse en dónde estaba el día en que fueron asesinadas cinco personas en la villa 1.11.14. Ayer, Ruti dijo ante un tribunal oral que estaba paseando en el shopping con sus hijos y que tiene testigos para demostrarlo.
Alionzo Rutilio Ramos Mariños sufrió un golpe de memoria. Cuando lo detuvieron en 2005, Ruti aseguró no recordar dónde estaba el día de la Masacre del Señor de los Milagros, pero negó haber participado de la balacera que se cobró cinco vidas durante la procesión de ese año, en el Bajo Flores. Ayer, este hombre de nacionalidad peruana sindicado como uno de los líderes narcos de las villas porteñas sorprendió doblemente a los jueces. Pidió declarar (a lo que se había negado en la primera audiencia del juicio), dijo que ese día estuvo paseando con sus hijos en el Abasto y aportó testigos que podrían corroborar sus dichos.
Hubo más sorpresas en el Tribunal Oral en lo Criminal 15. Marcia Flor Torres Pacheco, quien denunció a Ruti, renunció a su papel de querellante porque, según contó su ahora ex abogado, “creía que su identidad iba a estar protegida y bajo reserva”. La mujer, quien ayer dio su testimonio en calidad de víctima, exigió que Ruti y el otro procesado, Roger Reyes Subieta, salieran de la sala para declarar ante el tribunal. Luego aseguró, entre llantos, que las doce balas que recibió en las piernas fueron disparadas por Ruti mientas ella pedía que no la matara, que tuviera piedad porque tenía hijos y nietos. “Tenía mucho miedo de declarar... ¿Qué pasará ahora conmigo y con mis hijos?”, les preguntó Torres Pacheco a los Jueces Héctor Grieben, Elena Do Pico Farell y Ricardo Galli.
Ruti pidió la palabra a través de Silvina Collard, una de sus abogadas. Habló en voz baja hasta que el presidente del tribunal le pidió que elevara el volumen para poder escucharlo. El presunto narco de-sestimó la denuncia de Torres Pacheco diciendo que uno de los hijos de ella había estado en pareja con otra peruana, Joselin Barreto, quien se enamoró de Ruti al extremo de tener un hijo con él, lo que provocó el despecho de la potencial suegra. “Tiene odio y resentimiento hacia mí. Decía que yo tenía la culpa de lo que le pasaba a su hijo, que andaba tomando. Ella se la tomó conmigo por eso, pero yo no estuve (en el lugar de la matanza)”, detalló.
Según la coartada del memorioso Ruti, mientras ocurría la masacre él retiró a sus hijos de la casa de su ex mujer, paseó con ellos en el Abasto hasta las 18.30 y los dejó nuevamente con su madre, donde estuvo unos 45 minutos hablando con familiares, a los que “hacía tiempo que no veía”. El peruano identificó a tres mujeres que estaban en la casa de la madre de sus hijos, quienes podrían corroborar su relato, según el cual sólo pasó por afuera de la villa de ida y vuelta, a bordo de sendos taxis y acompañado por sus hijos.
Por otra parte, Ruti contó que abandonó la villa del Bajo Flores, en la que vivió entre 1993 y 2001, por el barrio Illia, en busca de “tranquilidad” para sus hijos, antes de que se produjera el tiroteo. La otra versión que manejan los investigadores es que la mudanza respondió a una pelea territorial por el control de la venta de cocaína en la villa 1.11.14 entre Ruti y Marco Antonio Gonzales Estrada o “Marcos”, actualmente preso en Paraguay. Esta rivalidad habría sido el desencadenante de la masacre acontecida el 29 de octubre de 2005 y cuyo objetivo era asesinar a Marcos.
Torres Pacheco había manifestado al inicio de la causa, cuando aún creía que su nombre no se difundiría, que Ruti le había disparado “varias veces a quemarropa”. Es la única persona que asegura haberlo visto ese día, en ese lugar y su denuncia motorizó la causa. Ayer, relativizó la teoría pasional esgrimida por Ruti y admitió que Barreto había sido “una enamorada” de su hijo, pero que el vínculo se había terminado al llegar todos desde Perú. Torres Pacheco también admitió tener antecedentes penales en la Argentina por robo, tentativa de hurto y tráfico de estupefacientes.
En la segunda jornada del juicio declaró además el periodista Cristian Alarcón, quien reveló en Página/12 la trama narco en la villa 1.11.14. Ruti y su compatriota Reyes Subieta están acusados de las muertes de Luz Mayor Galazo, José Malarcho, Luis Rojas, Héctor Corvalán y el bebé Nahuel Sanabria, cuyos padres no pudieron ser encontrados para declarar como testigos. También pesan sobre ellos cargos por las lesiones sufridas por Katherine Saucedo, Flor Torres Pacheco, Roberto Rotolo, Nelson Ramírez, Maira López y los bolivianos Justino García Gómez y Celso Cruz. El escenario de la masacre fue la procesión religiosa que la comunidad peruana en Argentina festeja todos los años.
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