Las placas de bronce de un total de 28 tumbas del cementerio israelita de La Tablada fueron robadas en la noche del domingo pasado. Siete de las sepulturas corresponden a víctimas del atentado contra la AMIA. Los voceros de la mutual judía evaluaron que no se trató de una profanación en todo el sentido de la palabra, ya que no hubo destrozos en las tumbas. Y tampoco, en principio, catalogan la acción como un acto de antisemitismo, por cuanto no hubo pintadas ni mazazos sobre las sepulturas, como ocurrió en casos anteriores.

Las autoridades de la AMIA, encabezadas por el flamante presidente, Guillermo Borger, le hicieron saber de su malestar al ministro del Interior, Aníbal Fernández, y al gobierno de la provincia de Buenos Aires. El rumor es que el caso motivaría la destitución del jefe policial a cargo de la seguridad del cementerio, ya que se demostró el fracaso de una custodia de máxima importancia. También anoche se mencionaba la orden del Ministerio de Seguridad bonaerense de concentrar la investigación rápidamente en las fundidoras de bronce para detectar a quienes entraron al cementerio.

Los familiares de las víctimas, Luis Czyzewski, Olga Degtiar y Sergio Burstein, también manifestaron su indignación. Degtiar sufrió el robo de las placas de la tumba de su hijo. “Es algo horroroso, extraño y habla de la falta de seguridad en el cementerio. Encima, no es la primera vez que sucede”, remarcó Degtiar. En forma unánime, los familiares insistieron ayer en que el caso debe investigarse con mayor detalle porque se produce a exactos diez días del 14º aniversario del atentado.