Viernes, 19 de septiembre de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › EL NARCO MEXICANO BUSCADO AQUI PLANEABA LEVANTAR UN EDIFICIO DE SIETE PISOS
El prófugo jefe de la banda desbaratada en Ingeniero Maschwitz buscaba construir un gran laboratorio de drogas sintéticas en la Argentina, según una evidencia encontrada en una farmacia allanada ayer. Allí hubo dos detenidos.
Tan bien andaba el negocio de la compra de efedrina para fabricar drogas sintéticas que el mexicano Jesús Martínez Espinoza, el narco más buscado por la Justicia local, ya soñaba con expandir el laboratorio de Ingeniero Maschwitz que la policía bonaerense le desbarató en julio pasado. Ayer, luego de una semana plagada de allanamientos, los investigadores se toparon con una evidencia de la ambición de este integrante del cartel de Sinaloa: la maqueta de un edificio de siete pisos. El hallazgo ocurrió en una oficina encubierta que Martínez Espinoza tenía en el microcentro porteño.
El dato que ayudó a “reventar” el lugar fue aportado al juez federal de Campana, Federico Faggionatto Márquez, por Iván Omar Albornoz, chofer del capo narco, quien fue detenido, demorado, interrogado y liberado el miércoles pasado. Se trata de una antigua y reconocida farmacia: el laboratorio Lancestremere, en la esquina de Sarmiento y Talcahuano. Allí fueron detenidos Marcos Frydman, dueño de la empresa y quien dijo ser profesor de la Universidad de Buenos Aires y ex interventor en el Instituto de Obra Médico Asistencial bonaerense (IOMA), y su ex esposa Ana María Nahmod, encargada del laboratorio. Ayer se investigaba si Frydman trabajó en la Sedronar (la secretaría nacional antidrogas). Ambos serán indagados hoy.
“Hay documentación que nos permitiría establecer que aquí funcionaba una oficina encubierta, el centro de operaciones de Martínez Espinoza”, señaló una fuente de la investigación. Ahora, la Justicia intentará develar si existen vínculos entre el farmacéutico y el narco. Los efectivos de la Dirección de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de la policía bonaerense creen que desde esa farmacia se proveían ciertos medicamentos a la banda mexicana de los cuales se extraía seudoefedrina para elaborar metanfetaminas.
De hecho, el martes pasado hubo otro allanamiento en una quinta de Pilar que fue alquilada por Martínez Espinoza y donde los investigadores encontraron casi 300 cajas de un medicamento llamado “Loratadina Plus Northia” (que contiene seudoefedrina). Se sospecha que esas cajas provenían de la farmacia Lancestremere. Por otra parte, la maqueta hallada en ese lugar probaría que el narco mexicano planeaba fundar un nuevo laboratorio en algún punto del Gran Buenos Aires y asentar una base de operaciones para la fabricación de drogas sintéticas en Argentina.
Luego de los numerosos allanamientos, los investigadores esbozaron –con estos y otros datos– los movimientos del jefe narco: a fines del año pasado instaló una “cocina experimental” para destilar medicamentos de venta libre y conseguir seudoefedrina. Después, y aquí entraría la hipótesis que lo vincula a Sebastián Forza (uno de los tres empresarios asesinados en General Rodríguez), consiguió efedrina. Esto le permitió inaugurar un laboratorio más complejo en Ingeniero Maschwitz para elaborar drogas de diseño a partir de la efedrina, el principal precursor químico. El éxito del “negocio” hizo que Martínez Espinoza previera expandir su organización, por lo que encargó el proyecto de construcción de un laboratorio a gran escala.
Por otra parte, efectivos de la bonaerense allanaron el hotel Western Monumental, en Junín 357, Capital Federal, donde fue secuestrada documentación sobre los pasajeros alojados desde principio de año. Entre ellos estaba Martínez Espinoza, junto a una mujer de nacionalidad mexicana durante agosto, septiembre, noviembre y diciembre del año pasado. También hubo una requisa en una casa de Arenales al 1300 en localidad bonaerense de Martínez, donde se incautó un auto SEAT Neon, que aparentemente utilizaba el jefe narco prófugo y estaba a nombre del presunto testaferro de Martínez Espinoza, Fernando Ventura García.
Anoche, el juez Faggionatto Márquez analizaba si procesar, dictar falta de mérito o el sobreseimiento de Carlos Manuel Poggi, ex director de Desarrollo Industrial de la Municipalidad de General Rodríguez. Poggi fue detenido luego de comprobarse que había alquilado un galpón en el que fueron hallados barriles con restos de efedrina y que la banda de los mexicanos habría usado como depósito del precursor. Martínez Espinoza es el único prófugo de esa banda, cuyos miembros accedieron a ampliar el miércoles pasado su declaración, aunque volvieron a desligarse del caso aduciendo que habían sido convocados para realizar tareas de plomería.
Por último, un nuevo hecho delictivo sucedido ayer (ver aparte) llamó la atención del juez de Campana. Dos mexicanos fueron detenidos en el aeropuerto de Ezeiza cuando intentaban volver a su país con 20 kilos de efedrina. Como las casualidades no existen, los investigadores trataban de constatar si estas mulas aparecen en la causa de la quinta de Ingeniero Maschwitz, considerada como el mayor laboratorio de drogas sintéticas de Sudamérica descubierto hasta el momento.
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