Jueves, 25 de septiembre de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › COLAPSO DEL TRáNSITO POR EL PARO DE TRENES, QUE DURó HASTA LAS 11
Colectivos que desbordaban, calles y avenidas repletas, taxis que aceptaban viajes compartidos. Llegar a la ciudad fue una odisea por el paro ferroviario, que se levantó tras la promesa del gobierno nacional de reforzar la seguridad.
El paro de trenes no se levantó, “se suspendió”. Esta aclaración, hecha por el titular del gremio de maquinistas La Fraternidad, Omar Maturano, fue una muestra más del clima acalorado que rodeó la negociación con el Gobierno. Ayer no sólo esperaron y se clavaron millones de pasajeros, hasta el propio secretario general de la CGT, Hugo Moyano, se quedó plantado en la Casa Rosada adonde fue convocado por el jefe de Gabinete, Sergio Massa, a la espera de una reunión con los maquinistas, que nunca llegaron. Finalmente, alrededor de las 11 y a pocas cuadras de allí, Maturano y el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, acordaron reforzar la seguridad. “Es algo parcial”, indicó el gremialista al finalizar la reunión, “no hubo solución concreta”.
La medida de fuerza había sido dispuesta luego de varias protestas violentas de los usuarios por deficiencias del servicio y arrancó a la cero de ayer. Estos fueron los dos factores que motivaron que todas las terminales ferroviarias porteñas amanecieran con las persianas bajas y la Guardia de Infantería de la Policía Federal custodiándolas para evitar incidentes. También bajaron las cortinas todos los comercios que están dentro de las estaciones, al igual que las conexiones internas de la red de subterráneos, que sólo tenían habilitadas las bocas externas.
El infierno de la hora pico en las terminales de Once, Constitución, Retiro y Lacroze se trasladó entonces a las autopistas y calles de la ciudad. Casi 300 mil autos se aventuraron hacia la ciudad desde el conurbano bonaerense. Los colectivos, combis y charters viajaron desbordados. Esta carga vehicular en las calles porteñas obligó a las autoridades a habilitar el estacionamiento libre de autos durante las 24 horas, en lugares en los que habitualmente se encuentra prohibido. Sin embargo, los parquímetros siguieron facturando como de costumbre.
Según comunicó el gobierno porteño, fueron reforzados los controles de tránsito “a fin de lograr que el flujo inusual de vehículos no produzca un impacto negativo en la circulación por las distintas arterias de la ciudad”. Pese a estas precauciones, las autopistas y principales avenidas que comunican al conurbano bonaerense con la Capital colapsaron. Los accesos norte, sur y oeste estaban sobrecargados desde temprano y la situación se complicó más porque los colectivos paraban en doble fila para levantar las miles de personas que normalmente toman el tren. Los taxistas apostados en Once y Constitución se solidarizaron con los transeúntes y ofrecieron viajes compartidos.
El paro ya había turbado a más de un millón de pasajeros cuando comenzó la reunión entre el ministro Aníbal Fernández. Eran las 10. Por los pasillos de Sarmiento 329 circularon, además del dirigente Maturano, el subsecretario de Transporte Ferroviario, Antonio Luna; y el interventor de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, Eduardo Sócaro. Hubo llamados desde la Casa Rosada. No eran de Julio Cleto Cobos, que optó por descansar luego de dos jornadas agotadoras, sino de un ansioso Moyano que en verdad había ido para analizar la situación de las obras sociales.
Una hora después, Maturano se paró en la puertas del ministerio y anunció que se suspendía la medida de fuerza por una semana. “Coincidimos con el ministro y la Secretaría de Transporte que estamos viviendo una situación anormal”, fueron sus primeras palabras. Luego detalló: “Lo que se consiguió es que se refuerce la seguridad en las estaciones cabeceras y se cree en las intermedias una base operativa de la Policía Federal, y que desde las 19 hasta las 24 haya una guardia volante de Gendarmería recorriendo todas las formaciones de los trenes”.
Puertas adentro, según confió a PáginaI12 Horacio Caminos, otro sindicalista de La Fraternidad, Aníbal Fernández ofreció equipar con handies a los maquinistas para que se comuniquen con el ministerio en caso de repetirse un acto vandálico como el del lunes pasado, cuando un grupo de jóvenes incendió un vagón en la estación Bella Vista. Esta propuesta estaba siendo consultada anoche con los abogados del gremio. Una de las limitaciones que reconoció el ministro es la poca cantidad de aspirantes a la policía (por eso se recurrió a la Gendarmería). Caminos destacó la orden recibida por los gendarmes para que, además de custodiar las estaciones, recorran los vagones.
Por otro lado, ambas partes acordaron monitorear durante una semana los refuerzos en seguridad y volver a reunirse el miércoles que viene para seguir dialogando. En carpeta quedaron la creación de un ente de seguridad específico para los trenes y hasta la implementación de campañas para concientizar a los pasajeros para que cuiden, como definió Caminos, “el patrimonio colectivo” que conforman vagones y estaciones.
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