Martes, 17 de noviembre de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › CIENTíFICA, PROSTITUTA, BLOGGERA Y BEST SELLER
Como Belle de Jour, su seudónimo, relató sus experiencias como escort. El éxito de su blog se trasladó a una serie de TV. Ahora se sabe que es una científica que se prostituyó para pagar su doctorado.
Por Pedro Lipcovich
Belle de Jour, la prostituta, resultó ser, también, Brooke Magnanti, científica en una universidad británica. Hace seis años, bajo aquel seudónimo, Brooke había empezado a escribir un blog en el que narraba sus experiencias. El éxito del blog la condujo a publicar un libro, Aventuras íntimas de una call-girl de Londres, y luego otro, y a partir de los libros hicieron una serie para la tele. Anteayer reveló su nombre y contó que había trabajado durante catorce meses para una agencia de escorts a fin de financiarse el tiempo que necesitaba para escribir su tesis de doctorado.
”–¿Por qué haces esto? –pregunta el cliente.
”–No estoy segura de tener una respuesta –contesta ella.
”–Debe haber algo que, por lo menos, te digas a ti misma.
”–Bueno, quizá soy la clase de persona capaz de hacer algo sin otra razón que pensar que no hay razón para no hacerlo.
”–Entonces, si alguien te dice que saltes desde un puente...
”–Depende de qué puente. Depende de si me pagan. ¿Por qué?
”–No, por nada... ¿Ahora vas a chuparme?”
El fragmento transcripto fue publicado el 30 de noviembre de 2003 en http://belledejour-uk.blogspot.com. La primera entrada está fechada el 24 de octubre de ese año; allí narra cómo hizo contacto con “una excelente, pequeña, discreta agencia”. La última entrada, el domingo pasado, lleva tranquilidad al contribuyente británico: “¡Cuánta curiosidad respecto de mi situación impositiva! Sí, pagué impuestos sobre mis ganancias como trabajadora sexual”.
El domingo, en una larga entrevista publicada en The Sunday Times, se hizo público que la autora trabaja como investigadora en la Universidad de Bristol, donde se especializa en neurotoxicología del desarrollo y epidemiología del cáncer. En 2003, tenía 28 años y había llegado a Londres desde Sheffield. “No podía encontrar trabajo en mi campo profesional porque no tenía todavía mi título –contó en la entrevista–.” En la agencia cobraba 200 libras esterlinas por hora, de las 300 que pagaba el cliente. Cada encuentro duraba habitualmente dos horas.
En el blog, la entrada del 28 de octubre de 2003 narra cómo ese día le contó a su novio que había ido a la agencia de escorts. “Por supuesto, si quieres que no siga con esto, así lo haré”, escribe que le dijo. “Te sorprenderá –contestó él–. Estuve pensando, está okey.” No está claro si aquél era el “ex novio bocón” cuya amenaza de revelar su nombre fue, según la entrevista del Sunday Times, una de las causas de que la doctora Magnanti decidiera hacer pública su identidad. Otra es que “Belle y la persona que la escribió han estado separadas demasiado tiempo; yo tenía que juntarlas”.
En la entrevista, Magnanti polemiza con el arzobispo de York, John Sentamu, quien tomó su blog como ejemplo de “glamourización de la prostitución”, por la cual “se nos quiere hacer creer que las trabajadoras sexuales son mujeres independientes y no personas oprimidas y desesperadas”. Para ella, “sin duda el tráfico ocurre y es horrible. Pero hay que enfrentarlo en el orden policial, antes que apuntar a las prostitutas; las observaciones del arzobispo son un poco patriarcales”.
La pregunta por el nombre de la autora del blog se había convertido en el acertijo más interesante para los británicos: varios escritores, escritoras y periodistas estaban entre los sospechados. Es que el éxito del blog había alentado a su autora a publicar, en 2005, Las aventuras íntimas..., seguidas por Nuevas aventuras íntimas de una call-girl de Londres, en 2007, y aun la Guía de Belle de Jour para hombres, en octubre pasado. En 2008 se presentaron los 14 capítulos de la serie televisiva Diario secreto de una call-girl.
La prensa londinense de estos días, encandilada por la revelación del nombre, no abre mayores dudas sobre otra cuestión posible: si las experiencias narradas fueron reales o ficticias. Como en todo relato de cualquier persona sobre sus experiencias sexuales, sólo puede saberse con certeza que ha de ser falseado y parcial. En todo caso la verdad de su historia, o de su habilidad como escritora, se manifiesta en los detalles. Así, el 3 de noviembre de 2003, escribe: “Quizás en los trabajos normales llegar veinte minutos tarde se excusa con que ‘El tren se demoró, disculpas...’. Pero cuando un marido desdeñado sólo dispone de sesenta minutos y tomó un Viagra y realmente está caliente, tú no puedes llegar tarde”.
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