Martes, 6 de abril de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › DE LA CASA DE LA NIETA DE AMALITA SE LLEVARON CASI UN MILLóN DE DóLARES
Más de 300 mil dólares en billetes y joyas valuadas en 600 mil dólares fueron sustraídos de las cajas fuertes, en la casa de Inés Bengolea, nieta de Amalia Lacroze de Fortabat. Los investigadores están convencidos de que existió un entregador.
La casa de Inés Bárbara Bengolea, nieta de Amalia Lacroze de Fortabat, desmerece a todos los chalets de la cuadra. Queda en Juramento 1041, en el Bajo Belgrano, tiene casi treinta metros de frente y consta de tres pisos, de un diseño moderno y sobrio. Según dicen los vecinos, al menos tres guardias la vigilan diariamente. Sin embargo, durante la Semana Santa, mientras Bengolea, su marido Esteban Ferrari y sus tres hijos descansaban en Uruguay, les robaron 330.000 dólares y una gran cantidad de joyas, que el matrimonio guardaba en tres cajas fuertes móviles. Los investigadores sospechan de un entregador porque los ladrones (se cree que hubo más de uno) fueron directamente a las cajas; además, ninguno de los accesos estaba violentado.
Según consta en la denuncia hecha por Ferrari en la Comisaría 51ª, que queda a poco más de una cuadra de la casa, al volver del viaje, el domingo por la tarde, descubrieron que una de las persianas eléctricas de la planta baja que da al parque estaba abierta. Cuando fueron a buscar las cajas al segundo piso, no las encontraron. Había dos disimuladas en el vestidor del cuarto matrimonial con el efectivo (250 mil dólares en una y 80 mil en la otra), la tercera estaba sobre una repisa y contenía las alhajas y joyas, que estarían valuadas en 600 mil dólares. Esta última caja pesaba 20 kilos.
“La casa tiene alarmas y cámaras de seguridad. Es claro que los delincuentes sabían lo que hacían. Ahora se secuestraron las cintas para determinar si las imágenes muestran los movimientos realizados por los delincuentes”, contó ayer un investigador. Las cámaras son externas y están ubicadas en las paredes medianeras, apuntando hacia la entrada principal. Durante los cuatro días que se ausentó la familia, las cuatro empleadas de tareas domésticas y niñeras no trabajaron, por lo que no había nadie dentro de la casa.
Los policías de consigna, que están las 24 horas frente a la propiedad, tampoco notaron movimientos extraños en la casa de Bengolea, de 43 años, y nieta de la empresaria más rica del país. Aunque había toda una serie de objetos eléctricos (y muy caros), los ladrones fueron directo a las cajas, según se sospecha, porque sabían que había mucho dinero adentro. Es lo que cimienta la hipótesis de un entregador.
Por eso, ayer las tareas de los investigadores se centraron en interrogar a los empleados que tenían acceso a la casa, entre ellos al secretario del dueño de casa, que tenía una oficina en esta lujosa residencia donde se encontraba una de las cajas de seguridad. El mismo domingo los peritos comenzaron a buscar huellas dactilares, mientras ayer continuaban con otros peritajes.
Otro de los interrogantes del robo es cómo ingresaron los ladrones hasta los fondos de la casa. A solo dos casas, en Juramento 1002, cerca de la calle Húsares, hay una obra en construcción que ya tiene tres plantas edificadas. Desde allí, según los investigadores, se podría acceder con relativa facilidad hasta el jardín del matrimonio saltando entre los techos. Aunque trascendió que los ladrones podían haber entrado desde el fondo de esta construcción y mediante un boquete, anoche un jefe policial negó la información. El chalet del matrimonio tiene un muro que antecede a las dos entradas, la principal y la de garaje. Este muro puede ser sorteado, sin ayuda, desde las medianeras de las dos casas vecinas sin entrar a ellas, ya que tienen pequeños umbrales sin rejas.
“Me extraña mucho lo que pasó porque ellos siempre andan con dos o tres custodios, gastan una fortuna en seguridad y nunca les pasó nada”, dijo José, un vecino del matrimonio que accedió a hablar con este diario, ventana de por medio, a diferencia del resto de los vecinos de la cuadra. “En mucha cuadras del barrio los vecinos pagan por las garitas, pero acá, la verdad, es que tenemos la comisaría tan cerca que nunca nos preocupamos, con poner una alarma ya está bien”, opinó.
El robo es investigado por la brigada de la Comisaría 51ª que trabaja bajo las órdenes del fiscal de instrucción de Saavedra, José María Campagnoli, quien caratuló la causa como “N. N. sobre hurto calificado”. El dinero robado, más allá de lo que se diga extraoficialmente, es “indefinido”, según consta en la denuncia.
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