Domingo, 13 de noviembre de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › EL AUTOBOMBO DE MONTENEGRO
“Comunicación de crisis” fue el diagnóstico de los consultores. Autobombo, el de algunos sectores del PRO. Página/12 dialogó con consultores y analistas políticos para saber por qué el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, desde el día del derrumbe en San Cristóbal, se mostró ante la opinión pública luciendo siempre el chaleco amarillo del cuerpo de Emergencias del gobierno porteño, aun cuando no se encontraba en el lugar del derrumbe. La consultora Doris Capurro y los analistas Enrique Zuleta Puceiro y Ricardo Rouvier coincidieron en que el uso de esa indumentaria por parte de Montenegro responde al decálogo de la comunicación de crisis.
Horas después de las 20.30 del viernes 4 de noviembre, cuando los dos cuerpos del edificio de Bartolomé Mitre al 1232 se vinieron abajo, Montenegro apareció ante las cámaras con el chaleco amarillo con tiras de tela refractante. “Hay una causa judicial en trámite”, dijo a los periodistas. Al día siguiente, con el mismo chaleco amarillo, Montenegro se mantuvo cerca de las ruinas mientras se llevaba adelante una demolición parcial del edificio. “Entendemos que ésta es realmente una tragedia, por más que hasta el momento tenemos una sola persona desaparecida”, dijo en ese momento. Un día después, cuando empezaron a remover los escombros, el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri se acercó al lugar y Montenegro lo recibió con el chaleco. Seis días después del derrumbe, Montenegro dio una conferencia de prensa junto a la vicejefa electa, María Eugenia Vidal, en la que comunicaron la aparición del cuerpo sin vida de Isidoro Madueña entre los escombros del edificio. La conferencia fue en el Palacio de la jefatura de Gobierno. Sin embargo, Montenegro llevó el chaleco. ¿Por qué?
“Tiene que ver con que cada vez que ocurre una catástrofe, se produce una situación general de desazón en la que la gente sabe bien que el Estado es responsable políticamente, pero no técnicamente. En esa zona difusa entre la responsabilidad política y la responsabilidad técnica específica funciona la comunicación de crisis”, consideró Zuleta Puceiro, de la consultora OSPM, quien explicó que el uso del chaleco puede entenderse como parte de un “ritual” en el que el funcionario, que representa al Estado, demuestra que es “uno más” en el medio del desastre. “De ese modo, pone sobre la mesa el carácter y la capacidad de compromiso para colocarse en el lugar de la víctima”, señaló Zuleta, quien destacó que la capacidad de un gobierno y de un político de hacerse cargo de la crisis define, en las sociedades complejas, su legitimidad.
En la misma sintonía estuvo la lectura de Capurro, quien enmarcó el uso del chaleco dentro de una escuela de comunicación política de origen estadounidense, según la cual la política debe incorporar los códigos del mundo del espectáculo. “Es una teoría que indica que para que un discurso político sea escuchado y no sufra el zapping, tiene que concebir que compite contra el rating de Tinelli y Madonna.” Capurro consideró que esa concepción de la comunicación política puede dar cuenta de una estrategia por parte del gobierno. “Explica por qué Guillermo Montenegro –aun fuera de contexto– se pone un chaleco amarillo para hablar del caso de derrumbe. Responde a una estrategia de comunicación y no a otra cosa.” La consultora destacó que, de acuerdo con el decálogo más usado para la comunicación en situaciones de crisis, es imprescindible que, ante un hecho crítico, el político vaya al lugar del hecho y asuma en forma física y personal un rol en la catástrofe.
Rouvier destacó que en el caso particular del derrumbe, el gobierno porteño se planteó la prioridad de “evitar que el caso cayera en manos de la oposición y dar una imagen adelantada de lo que es una situación de emergencia”. Para el titular de Ricardo Rouvier & Asociados, el objetivo de Montenegro al usar el chaleco es la “mimetización con el propio acontecimiento para transmitir la idea de preocupación por parte del funcionario”. “Estas cosas se preparan, existen cursos de capacitación sobre esta cuestión”, explicó Rouvier, aunque matizó los resultados de la estrategia. “Lo que transmite finalmente una acción no coincide necesariamente con lo que el emisor quiere transmitir. Requiere de una investigación posterior.”
Todos coincidieron en remarcar que la mayoría de los líderes de Estado actuales decidieron usar indumentaria vinculada con la situación de crisis. El ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani vestido de bombero toda la semana cuando fue el atentado a las Torres Gemelas y el primer ministro italiano Silvio Berlusconi con el casco de bombero consolando a las víctimas de un temblor son los ejemplos que destacaron.
Si bien desde el PRO admitieron que la decisión de Montenegro podría encuadrarse dentro de una estrategia comunicacional, algunos consideraron que se trata de una del propio Montenegro más que de la totalidad del gobierno. “Es más por él mismo que por el Ministerio que sale con el chaleco”, señalaron.
Informe: Sol Prieto.
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