“El cielo de Villa Martelli se volverá multicolor”: así, sin más detalles, graficaban ayer la fiesta sorpresa con la que, el lunes a las 18.30, se cerrará esta etapa de la muestra Tecnópolis, de ciencia y tecnología. Los resultados de este año “superaron todas las expectativas”, exclamaba ayer Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Por su contenido y su definición política, los funcionarios definían ayer la muestra como una contrapartida de las exposiciones de la Sociedad Rural: “No se trata acá de mostrar vacas cada vez más gordas, sino de robustecer la autoestima de los argentinos mediante la enseñanza de todo lo que hemos sido capaces de hacer”, destacó Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia. Se prevé que, en las próximas semanas, Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de la Nación, anunciará la reapertura de la muestra permanente el año que viene, seguramente entre marzo y abril.

“La idea de hacer Tecnópolis fue planteada, ya en marzo de 2008, por la Presidenta de la Nación, con relación a los festejos que se preveían para el Bicentenario: la perspectiva era la de un acontecimiento plural, federal, participativo y que mirara hacia el futuro; y la Presidenta entendió que el mensaje hacia el futuro iba a ser mejor vehiculizado en el orden de la ciencia y la tecnología –contó Oscar Parrilli–. Como sabemos, Tecnópolis se iba a hacer en noviembre del año pasado como culminación de los festejos y mensaje final del Bicentenario. No pudo ser entonces, y la Presidenta pidió que se la concretara con características más amplias y permanentes.”

En cuanto al público, “percibimos que la gente aprendió y que se fueron muy contentos –evaluó Parrilli–. En esta segunda etapa, que fue de agosto a noviembre, vinieron alumnos y profesores de colegios secundarios, públicos y privados, de todo el país, gracias a un plan acordado con los ministerios de Turismo y Educación. A los que venían de las provincias más alejadas se les facilitó alojamiento para pasar la noche. Los hemos atendido con anfitriones, en visitas de más de cuatro horas. Luego de recibir las charlas explicativas de estos guías, seguían por su cuenta. La muestra, si bien es visitada por chicos de distintas edades, está dispuesta como para que puedan disfrutarla alumnos de nivel secundario, que ya pueden valorarla plenamente”.

“Tecnópolis no es Disneylandia –advirtió Parrilli–, ni por sus contenidos ni por el propósito que la anima. Su objetivo es mostrarnos, a los argentinos, lo que hemos sido capaces de hacer, a lo largo de 200 años, en ciencia y tecnología. Somos un país que dio tres Premios Nobel en ciencias duras. En los años ’50 hemos sido pioneros en tecnología aeronáutica: los primeros aviones a reacción en América latina fueron argentinos; el primer auto en fibra de vidrio fue El Justicialista, fabricado en el IAME. Se trata entonces de levantar la autoestima de los argentinos: darnos cuenta de lo que somos y de lo que hemos sido capaces de hacer, en contraposición al discurso colonizado para el que todo lo que viene de afuera es mejor. Cuando hubo decisión política, la Argentina fue pionera en el mundo en ciencia y tecnología.”

“Los resultados superaron todas las expectativas –se alegraba ayer Lino Barañao, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva–, por la calidad de los contenidos y por la estética de las presentaciones, con un nivel

inédito en el país. Si la exposición de la Sociedad Rural se centraba en mostrar vacas cada vez más gordas, Tecnópolis enseña que aun para la producción agropecuaria se necesitan tecnologías, y muchas veces fue el Estado el que las financió.”

En cuanto a la continuidad para el año que viene, “la Presidenta manifestó su deseo de que Tecnópolis continúe –recordó Parrilli– y que en ella puedan ir reflejándose los sucesivos avances de la ciencia y tecnología. De todos modos, la Presidenta decidirá en definitiva después del 10 de diciembre. Mientras tanto, aprovecharemos el verano para completar trabajos de infraestructura, con la idea de reabrir en marzo o abril”.