SOCIEDAD › EL CASO DE MADARIAGA SE AFIRMA COMO UN SUICIDIO CON AYUDA

Las marcas de la Bonaerense

A la autopsia al joven Sepúlveda, muerto en la comisaría de Madariaga, le faltaron precisiones elementales en casos de ahorcamiento. La remera que vestía no es la misma que la que entregó la policía. Estuvo incomunicado por una contravención.

 Por Horacio Cecchi

El mismo parche que permitía a los bonaerenses de General Madariaga respirar algo aliviados con su versión del suicidio por ahorcamiento de Damián Alejandro Sepúlveda, ahora empieza a transmutarse en sus manos en forma de papa caliente. El informe de la autopsia fue considerado por la familia de Sepúlveda como superficial e inexacto en la zona donde debía precisamente extenderse en profundidad: el cuello del joven muerto en la comisaría local. Hay un hematoma en el pecho no explicado correctamente. Para colmo, surgen datos en los testimonios de la causa que provocan, por lo menos, dudas si no acusaciones: la remera con la que apareció colgado tiene mangas largas y la que vestía al momento de la detención, cortas y era de otro color. Y por si fuera poco, testigos ya declararon sobre la persecución que sufría el joven al que ya le habían disparado una vez en una pierna y lo habían detenido 27 días por no tener dinero para pagar una contravención. A todo esto, el Comité Interministerial creado por Scioli-Casal para mantener a raya los malos tratos policiales, por ahora, hace eso, no pasa la raya.

La primera decisión del fiscal de Pinamar a cargo de la causa, Juan Carlos Calderón, había sido correcta, apartar a la Bonaerense de la investigación ya que la comisaría de General Madariaga figuraba en el cono de la sospecha. Tampoco convocó a la Policía Científica de la Bonaerense por el mismo motivo: envió el cuerpo para que realizaran la autopsia en el Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora, dependiente de la Procuración de la Suprema Corte bonaerense. Pero en las intrincadas redes de la investigación judicial, los hilos se cruzan y en el camino suelen ocurrir ciertos bypass: en este caso, el director del ICFLM, Alfredo Romero, es retirado de la Científica de la Bonaerense.

Según dijo el abogado de la familia de Sepúlveda, Julio Hikkilo, a este diario, “el informe de la autopsia es incompleto”. La explicación es simple: un suicidio en una comisaría pone a la comisaría en el primer lugar de las sospechas y exige que si fue ahorcamiento, toda la zona del cuello deba ser peritada en profundidad. Hikkilo describió los puntos que dejan más dudas:

n Hueso hioides. No se hace mención pese a que es la perla que suelen buscar los forenses para determinar si el suicidio fue con ayuda de terceros.

n Surco en el cuello: no hay detalle de la profundidad. Tampoco se explica nada sobre su ángulo. Sólo se menciona que es ascendente.

n Aparece un golpe a la altura del tórax a la izquierda, con una marca redondeada provocada por un objeto romo, como un bastón policial. No es compatible con ejercicios de reanimación.

Por estos y otros motivos, la familia de Sepúlveda solicitó la realización de una reautopsia con los especialistas de La Plata. Pero las papas que queman no se reducen al testimonio del cuerpo de la víctima. “La remera con la que los policías dicen que se ahorcó no era suya. La madre no la reconoce. Era de mangas largas y él vestía una de mangas cortas, además de que es de otro color a la que le vieron los testigos”, agregó el abogado.

Por otro lado, la remera que entregaron los policías como supuestamente la que utilizó para ahorcarse tenía un nudo en el extremo que iba atado a la reja, pero no tenía nudo del lado que iba atado al cuello. Unos policías declararon que lo habían desatado, y otros que tuvieron que descolgarlo porque no lo podían desatar.

Y en plan de seguir quemando, la historia de Damián con los bonaerenses de Madariaga es un documento invalorable: según los testimonios recogidos en la causa, al joven los policías lo apodaban el Cobarde, porque cada vez que veía un patrullero corría. “Estaba muy atemorizado –describió Hikkilo–, le habían disparado a una pierna una vez por nada, hace cosa de un año o más. El padre quiso hacer denuncias. Estaba comprando en una panadería a las 11 de la mañana, se acercó un patrullero y, así nomás, le tiraron desde ahí”.

Los conocidos de Damián aseguran que la policía lo perseguía especialmente. Que detenían a un grupo y después se quedaban sólo con él. ¿Por qué? “Todavía no lo sabemos.” Pero hay curiosidades en la causa que, por ahora, no pasan de ser eso, simples curiosidades.

Una es que el mismo bonaerense que le disparó en la panadería es el que lo detuvo la última vez.

Dos, que lo detuvieron por no poder pagar una multa por una infracción contravencional. Damián trabajaba como peón y no tenía dinero para pagarla. Lo tuvieron encerrado 27 días, de los cuales, los primeros siete los pasó incomunicado. “La familia está segura que fue porque estaba golpeado y no lo querían mostrar con las marcas”, confió Hikkilo.

Además, el abogado explicó que el día anterior había comprado un cordero para comer con sus hermanas, que les mandó un mensaje de texto porque estaba contento. Y había comprado material para construir un cuarto a su madre en Mar del Plata. Nada parecido a una depresión suicida. Su muerte, cada vez, parece más otro suicidio a la Bonaerense.

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La comisaría de General Madariaga, en el centro de las denuncias de la familia de Damián.
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