SOCIEDAD › LA SECUNDARIA DEL BARRIO ZAVALETA PROMOVIó AYER A SUS PRIMEROS EGRESADOS

Los que estrenaron la escuela

Todos empezaron a estudiar en 2009, cuando se creó la primera escuela secundaria del barrio. Algunos pudieron retomar los estudios que habían abandonado. Ayer, en el Cabildo, cuarenta y un chicos recibieron su diploma.

En septiembre de 2008, Analía Vega –por ese entonces 14 años– abandonó el secundario. Estudiaba en San Telmo, en la escuela Nº 7 Juan Martín Pueyrredón, en Carlos Calvo y Chacabuco. Para llegar hasta allí, de lunes a viernes, tomaba el colectivo desde su barrio, el Zavaleta, en la Villa 21.24. “En esa época no teníamos escuela secundaria en el barrio. Y como mi mamá no tenía plata para el boleto de ida y de vuelta, ni para la comida del almuerzo, tuve que dejar.” Analía supo –ahora lo recuerda– que si no estudiaba la alternativa era trabajar. En la casa eran nueve hermanos, todos a cargo de su madre, empleada doméstica. Su padre, tras separarse, se había vuelto a Paraguay, desde donde habían emigrado cuando Analía tenía ocho. Meses más tarde de haber abandonado sus estudios, en abril de 2009, a seis cuadras de su casa, se inauguraba un colegio: el primer secundario de la villa 21.24. Allí Analía completó su formación media. “Nos teníamos que ir del barrio para estudiar. La escuela nos dio la posibilidad de quedarnos. Es un orgullo haberme recibido. Y es, también, una demostración para todos los que nos tildaban de chorros o drogadictos.” Ayer, junto a otros 40 compañeros que conformaron la primera promoción de la escuela, Analía recibió el diploma de graduación. El acto se realizó en el patio del Cabildo. Asistieron profesores, familiares y autoridades porteñas.

La Escuela Nº 6, del Distrito Escolar 5, en pleno barrio Zavaleta, abrió sus puertas en 2009, luego de haber conseguido un galpón en donde funcionaba un ex depósito de la AFIP. Las condiciones edilicias no fueron las mejores: se llegaron a construir, para la inauguración, apenas dos aulas, con paredes de durlock y pisos de cemento. No tenían cloacas. La demanda de los estudiantes, sin embargo, fue abrumadora. “Tuvimos que dejar 170 chicos en lista de espera. Pensábamos arrancar con dos primeros, uno a la mañana y el otro a la tarde, pero tuvimos que arrancar con cuatro. En total, teníamos 120 alumnos. No teníamos capacidad para más. La escuela era un anhelo muy grande de los vecinos”, cuenta el primer director de la institución, Oscar Cardosi. Con el paso del tiempo, estudiantes, profesores y familiares fueron mejorando el edificio. “Hace unos años conseguimos poner el piso de cerámica, armamos una sala de profesores, sumamos ocho aulas más”, confiesa Cardosi. El colegio es el primero en la Ciudad en ofrecer orientación en educación física. Además de los contenidos curriculares oficiales, cuenta con un taller de radio, de murga, de música y de arte. Asisten hoy alrededor de 500 jóvenes.

Ahora que terminó la escuela, Analía, con 19 años, quiere anotarse para el magisterio. “Me gusta estar con chicos. Colaboro en una organización barrial dando clases de apoyo escolar y eso siempre me interesó. Además quiero que mi mamá deje de trabajar. Quiero ayudarla un poco.” Poco antes de recibir su diploma de graduación, Analía subió al escenario y dijo: “Tengo una mezcla de emociones. Siento alegría por la graduación, pero también tristeza porque nos vamos de esa escuela que tanto queremos. Hay gente que nos discrimina y nos tilda de chorros. Pero en el barrio hay gente que trabaja y que egresa, como nosotros”.

Cristian Verdun, 21 años, es otro de los graduados. Entró en 2º año, luego de haber repetido dos veces en una escuela técnica de Barracas. “Estaba destruido. Había fallecido mi viejo y no tenía ganas de nada. Pero fui a ver ese colegio nuevo y me anoté.” Empezó en 2010. Cristian reconoce que “no tenía muchas esperanzas”, pero a medida que fue involucrándose “descubrí que no todo estaba perdido, que se podía progresar”. Su familia tiene una carnicería, pero él, más allá de dar una mano con el negocio, quiere ser profesor de Lengua y Literatura. “Me anoté para el profesorado de Letras en el Mariano Acosta. Quiero seguir estudiando.”

En el acto estuvieron, además de docentes y familiares, el legislador Francisco Nenna; el subsecretario de la Ciudad, Carlos Regazzoni; el titular de UTE, Eduardo López, y el padre Pepe Di Paola.

Informe: Nicolás Andrada.

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Los estudiantes de la Escuela Nº 56 están orgullosos de pertenecer a la primera promoción.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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