El juez en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Capital Federal Lisandro Fastman volvió a suspender ayer la autorización para la construcción de dos edificios en torre junto al Palacio Rocattagliata, construido en 1900, en el barrio porteño de Coghlan.

Un juez de primera instancia había rechazado un amparo presentado por la abogada Amparo Casasbellas Alconada, en representación de un grupo de vecinos acompañados por la Asociación Civil Amigos de la Estación de Coghlan –de la cual muchos de ellos son parte–- y por la ONG Basta de Demoler. La medida fue apelada y recayó en la Sala Tercera de la Cámara. Mientras se sustancia el proceso, la cautelar sigue firme. Fast-man ordenó que se cumpla la medida de suspender la obra mientras se dirima la cuestión.

El Palacio Roccatagliata es una casona de estilo italiano construida a principios del siglo pasado, ubicada en la avenida Ricardo Balbín al 2600. En sus costados estaba prevista la construcción de dos torres de 12 y 27 pisos, a cargo del estudio de arquitectura Aisenson y Qualis Development, empresa desarrolladora. El predio de 3500 metros cuadrados, con salida a la Avenida Balbín y a las calles Franklin Roosevelt y Zapiola, tendría 349 unidades, compuestas por estudios y otras de uno a cuatro dormitorios.

La edificación implica una inversión de al menos 300 millones de pesos.

Los vecinos relataron que el palacio fue víctima de “destratos y abandonos” durante muchos años y que iniciaron la demanda porque la idea de urbanizar los laterales del Roccatagliata “es violatorio del Código de Planeamiento Urbano y afecta al patrimonio histórico de la ciudad”.

Al respecto, Carmen Arias Usandivaras, presidenta de Basta de Demoler, explicó que “si bien el proyecto no implica tirar abajo el inmueble, al rodearlo con torres pierde parte de sus virtudes: le quitaría luz, visual y perspectiva. La demanda fue preventiva para proteger el entorno del inmueble”.

El 10 de abril pasado, el juez había rechazado la acción de amparo y dejó sin efecto una cautelar que impedía la construcción, pero los vecinos apelaron el fallo y, en consecuencia, como no está firme, se mantiene la suspensión.

Sin embargo, el gobierno porteño autorizó el 14 de abril el registro de los planos de obra de las torres y la empresa constructora llevó materiales para el inicio de los trabajos. Entonces la Cámara le ordenó al magistrado que “adopte las medidas pertinentes frente al incumplimiento de la medida cautelar” por parte del gobierno porteño y el juez lo intimó ayer, junto a la empresa constructora, para que acredite el cumplimiento de la medida cautelar que frena la construcción.

Usandivaras dijo al enterarse de la suspensión: “Estamos felices porque la decisión del juez confirma que es irregular el tipo de construcción y deberán adecuarlo”, y añadió que “los vecinos de Coghlan se encuentran luchando porque no se pierda la identidad del barrio y esta noticia es un aliciente para que sigamos con la lucha”.

El emblemático inmueble fue realizado para Juan Roccatagliata, hacia 1900, cuya familia fue propietaria de la Confitería del Molino. Junto con el Hospital Pirovano fue una de las primeras edificaciones en tener una línea telefónica. Es un atractivo monumento propio de Coghlan. Originalmente el terreno ocupaba unos 3400 metros cuadrados incluyendo sus jardines, pero hace años fue adquirido para construir una estación de servicio y la casona fue remodelada en su interior para alojar el minimercado. Su exterior se encuentra en un estado de conservación en decadencia pero sus jardines constituyen un importante pulmón verde para un barrio sin plazas.