Viernes, 20 de febrero de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › ACUERDO ENTRE ARGENTINA Y EE.UU. PARA INVESTIGAR LA HELIOFISICA Y EL CLIMA ESPACIAL
La Comisión Nacional de Actividades Espaciales y la NASA sellaron un acuerdo de cooperación para estudiar la influencia del sol sobre la Tierra, a través de la observación de los anillos radiantes. La Argentina procesará información en Córdoba.
Las agencias espaciales de la Argentina y Estados Unidos ampliaron los acuerdos de cooperación a investigaciones conjuntas sobre el clima espacial y las radiaciones solares, tras la firma de un convenio con el astronauta titular de la NASA, Charles Bolden. Bolden, quien ingresó a la NASA en 1980 y participó en cuatro misiones espaciales a bordo de los transbordadores Columbia, Discovery y Atlantis, reivindicó los avances que realizó la Argentina en materia espacial y saludó el “éxito” del lanzamiento del primer satélite geoestacionario argentino, Arsat-1.
El acuerdo establece que la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) adquirirá y procesará en el Centro Espacial Teófilo Tabanera, ubicado en Falda del Carmen, Córdoba, datos obtenidos por las sondas satelitales de la misión Van Allen Probes, que luego enviará a la NASA.
En contrapartida, la agencia estadounidense brindará a la Conae los datos científicos reunidos por las estaciones mundiales adheridas al proyecto. El objetivo es comprender la influencia del sol sobre la Tierra a través del estudio de los anillos radiantes que lo rodean, con el fin de prevenir efectos dañinos de la radiación solar.
El convenio fue formalizado en la tarde de ayer durante una reunión en el Ministerio de Planificación Federal, de la que participaron el ministro Julio De Vido, el canciller Héctor Timerman, el director de la NASA, Charles Bolden, y el director de la Conae, Conrado Varotto. En el encuentro también estaba el embajador norteamericano en la Argentina, Noah Mamet.
El nuevo acuerdo de cooperación entre la NASA y la Conae establece la investigación de “la heliofísica y el clima espacial”, informaron desde Planificación. De Vido enfatizó “la fluida relación mantenida en los últimos años entre ambos organismos, a través de los sucesivos acuerdos firmados desde 2011”. Por su parte, Timerman expresó que “Argentina aspira a la excelencia en cuanto a tecnología espacial para fines pacíficos”.
A su turno, Bolden afirmó que “nada muestra más el espíritu de cooperación entre la NASA y la Conae que proyectos como la misión SAC-D Aquarius, que brinda información climática a partir de las mediciones de salinidad en mares y océanos”. La propuesta, según el titular de la NASA, detecta también focos de alta temperatura terrestre para la obtención de mapas de riesgo de incendios y humedad del suelo y alerta temprana de inundaciones.
La NASA y la Conae colaboran en el uso pacífico del espacio, asociados en el satélite SAC-D, que mide la salinidad de los océanos para entender el estado de los mares y la influencia en el cambio climático global, entre otras iniciativas.
En total son cuatro los proyectos satelitales para los que la Conae construyó los aparatos sobre los que se montaron instrumentos de medición argentinos y estadounidenses, para ser lanzados por la NASA. Se trata del SAC-A (en 1998), SAC-B (en 1996), SAC-C (en 2000) y el SAC-D, un satélite de observación terrestre de Conae comandado desde la estación terrena Teófilo Tabanera, que lleva el instrumento Aquarius de la NASA.
En un encuentro con la comunidad científica celebrado en el Planetario de La Plata, Bolden reivindicó los avances que realizó la Argentina con su programa espacial y destacó como “un éxito” el lanzamiento del Arsat-1. El astronauta recordó, además, que la NASA “tiene una larga historia de trabajo con el programa espacial argentino”.
Bolden también planteó que “podemos pensar en el futuro que Marte puede sostener alguna forma de vida”. “Lo estuvimos estudiando con satélites durante años y sabemos que su radiación es mala, pero no va a matar a la gente que viaje durante ocho meses desde la Tierra”, señaló.
“Como no estamos todavía listos para ir a Marte, vamos a esperar cinco o diez años haciendo órbita alrededor de la Luna, mientras desarrollamos algunas tecnologías para que, cuando enviemos humanos a Marte, estemos asegurándonos de que ellos van a estar bien”, dijo.
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