SOCIEDAD › EL LUNES COMIENZAN LAS INSPECCIONES EN LOS KIOSCOS
La birra que no corre más
Habrá multas e incautaciones en kioscos y maxikioscos que no acaten la prohibición de vender alcohol. Lanzan hoy una campaña.
El decreto del Gobierno de la Ciudad que prohíbe la venta de alcohol en kioscos, maxikioscos y estaciones de servicio dejará de ser, el lunes, un mero texto escrito. El próximo 22 de diciembre arrancarán los controles en todos los comercios alcanzados por la normativa, con imposiciones de multas de hasta 10 mil pesos y la incautación de la mercadería prohibida para los que infrinjan la medida.
El operativo se endurecerá en un mes, cuando –además de las multas y el retiro de mercadería–, los inspectores clausuren preventivamente los locales en caso de infracción. Y si hay reiteración, el Gobierno podrá retirar la habilitación del local para su clausura definitiva.
El decreto, firmado por Aníbal Ibarra el último 3 de diciembre, también alcanza a los locales habilitados, que no podrán vender alcohol entre las 23 y las 8 de la mañana. Así, unos cien inspectores saldrán a la calle desde la semana próxima para controlar que los kioscos, maxikioscos y cualquier local destinado a prestar servicios a automovilistas no comercialicen estas bebidas.
La semana pasada, la Legislatura porteña ratificó el decreto del Jefe de Gobierno, pero algunos diputados deslizaron la posibilidad de que los maxikioscos accedan a la venta de alcohol. Sin embargo, Ibarra aseguró a Página/12 que el Gobierno de la Ciudad “propiciará que la normativa se ponga en marcha tal como está”. Según el secretario de Seguridad y Justicia de la Ciudad, Juan Carlos López, los legisladores “sólo analizarían algunos puntos específicos pero no se modificará el alcance de esta normativa”.
La difusión de los controles comenzará hoy con una campaña publicitaria en radios, gráfica y vía pública que lleva el nombre “Una medida para proteger”. En 10 días, aproximadamente, también estará habilitada una línea gratuita 0800 para que la gente denuncie a los vendedores que no cumplan con la medida. Una vez lanzado ese servicio, “esperamos un mar de llamados”, afirmó López. Es que, según Ibarra, la venta a menores “es indiscriminada”. “Este es un sistema de regulación que se había desmadrado, por lo que hay que establecer pautas para que haya una responsabilidad individual y social”, apuntó.
La medida alcanza en total a más de 12 mil comercios y a unas 300 estaciones de servicio. Luego de la firma del decreto, las asociaciones que agrupan a los kiosqueros y estaciones de servicio se presentaron en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad para reclamar la derogación de la medida a partir del “perjuicio económico” que les significaba. Pero Ibarra se mantuvo en su postura: “Tiene que haber una responsabilidad empresarial, porque durante los últimos tiempos estuvo prohibido vender a los menores y, sin embargo, se les siguió comercializando bebidas alcohólicas en estos locales”. En este marco, ya habría algunos proveedores de grandes empresas que habrían dejado de vender bebidas alcohólicas a kioscos, maxikioscos y estaciones de servicio.
Los inspectores iniciarán el operativo en lugares “estratégicos”, como son los comercios “cerca de los boliches, donde puede haber mayor expendio de alcohol”, según adelantó Ibarra. Para darle difusión a la medida, también se repartirán stickers en los comercios para informar sobre la nueva normativa.
Según explicó el jefe comunal, la nueva regulación sobre la venta de alcohol en la ciudad de Buenos Aires no constituye una “ley seca”, ya que no prohíbe la ingesta de alcohol ni pena a los consumidores. “Se dirige a limitar el consumo en la vía pública, pero constituye una extensión natural de normas que tienen escala nacional y local”, detalló.
Las multas, que van de 300 a 10 mil pesos, se establecen de acuerdo con una escala basada en las características del comercio y la cantidad de mercadería incautada. La prohibición también se extiende al servicio de reparto a domicilio que tienen algunos kioscos.
Esta medida forma parte de una “política integral” que también incluirá el refuerzo de los operativos de control de alcoholemia en los conductores automovilísticos. Es que, según una estadística del Gobierno de la Ciudad, en el 40 por ciento de los accidentes de tránsito con víctimas fatales, interviene el alcohol.
“Hay un aumento de los comas alcohólicos en la juventud en el último tiempo”, reveló López. De acuerdo con estudios internacionales realizados en varias ciudades, difundidos por el gobierno comunal, en el 50 por ciento de los accidentes con víctimas, el factor alcohol aparece como determinante.
Investigaciones realizadas en España que, según un informe de la Subsecretaría de Comunicación Social de la Ciudad, coinciden con lo que sucede en Capital Federal, señalan que el 37,5 por ciento de los conductores que fallecieron en 2002 por accidentes de tránsitos registraban una tasa de alcoholemia superior a la autorizada por la Dirección General de Tránsito. En cuanto a los peatones atropellados, los datos arrojan una tasa del 39,3 por ciento de fallecidos con alcoholemia positiva.