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El gobierno porteño confirmó ayer a través de su Boletín Oficial la suba en el boleto de subte que llegará a 7,50 pesos, aunque aún no anunció cuándo se implementará la nueva tarifa. Para las entidades que defienden los derechos de usuarios y consumidores se trata de un “precio arbitrario” que “no tiene relación con la calidad del servicio brindado”. Además, alertan sobre “el fuerte impacto que tendrá en el bolsillo del trabajador, que es el más utiliza el transporte público”.

Si bien la medida ya había sido anunciada de forma extraoficial, ayer quedó confirmada: en los próximos días el boleto de subte aumentará un 60 por ciento. El presidente de la entidad Consumidores Libres, Héctor Polino, que participó de las audiencias públicas por el aumento de tarifa del subterráneo porteño, manifestó a Página/12 que considera que “mientras no se presente un estudio sobre la estructura de costos del subte, el valor que se fije será arbitrario y estará dictado exclusivamente por la cifra que determine Metrovías”.

Además, el abogado consideró que esta nueva tarifa no tiene relación con la “mala calidad” del servicio brindado. “Basta ver el estado en que se encuentras las estaciones, ascensores y escaleras mecánicas del subte, muchas de las cuales no funcionan e inhiben la concurrencia de personas con discapacidades físicas”, argumentó. “Además, la frecuencia de tres minutos es inexistente –añadió–, y queda en evidencia en los horarios pico cuando se ve a los pasajeros viajando peor que el ganado”.

Por otra parte, el presidente de Consumidores Libres cuestionó la falta de información existente sobre el ingreso y el destino de la publicidad en vagones y túneles, los alquileres de locales y los cánones que abonan empresas de telecomunicaciones por el tendido de cableado. “Los aumentos en las tarifas suelen justificarse como si los únicos ingresos de Metrovías fueran lo del boleto del usuario, pero no lo son”, apuntó.

Polino refutó además el argumento que sostiene que el precio del boleto porteño es barato en relación al del servicio de subterráneo de otras ciudades del mundo. “Lo que tenemos que comparar son situaciones iguales. El nivel de ingreso de un trabajador europeo no es el mismo que el de uno argentino, tampoco lo son los servicios que cada uno de ellos recibe”, agregó.

“Hay que tener presente que el aumento de esta tarifa, además, se acompaña de los desmedidos aumentos en gas, energía eléctrica, agua y de las constantes subas en los precios de los artículos de la canasta básica”, advirtió Polino. A la par, recordó que los sueldos y haberes jubilatorios evolucionaron muy por debajo de los aumentos de precios producidos. “En consecuencia –concluyó–, el valor de boleto va a contribuir a deteriorar el poder de compra y la calidad de vida de los porteños”.

Informe: Paz Azcárate.