SOCIEDAD

Una jornada para la reivindicación de la discriminada cultura gitana

Será mañana, al conmemorarse el Día Mundial de las “Memorias del Pueblo Rom”. Con el apoyo del gobierno porteño, habrá actos y paneles de debate. En Buenos Aires viven unos 20 mil gitanos.

“Anduve, anduve por largos caminos/ encontré afortunados romaní/ ay romaní, de dónde venís/ con las tiendas y los niños hambrientos.” Así empieza el himno del pueblo gitano, que en vez de realzar el poderío de una nación, como la mayoría de las canciones insignes de los países, relata el sufrimiento de los gitanos en los campos de concentración nazis. Un sufrimiento que cercenó la vida de entre 500 mil y un millón de integrantes de esta “minoría étnica”, según se los suele denominar pese a la ofensa que les provoca. Consideran que al haber sido encasillados como pueblo chico, el exterminio que padecieron es visto por la comunidad mundial como intrascendente. Y sienten que detrás de esta apreciación se esconde la discriminación milenaria sustentada por supersticiones también milenarias. Desde 1971, el 8 de abril fue instituido como Día Internacional del Pueblo Rom, cuando los gitanos recuerdan y honran a las víctimas del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial y a quienes perecieron en sus procesos migratorios. En la ciudad de Buenos Aires, donde residen 20 mil gitanos, en esa fecha –mañana– tendrá lugar la jornada “Memorias del Pueblo Rom”, impulsada por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural porteña y la Asociación Identidad Cultural Romaní de la Argentina (Aicra).
Droujemira Romanova Tchileva, integrante de esta ONG, contó que “en la Argentina viven 300 mil gitanos, de acuerdo con relevamientos nuestros, porque en ningún país existen datos oficiales”. Donde sí los hay es en Rumania, la capital gitana, donde viven tres millones de personas de esta etnia. Tchileva, nacida en Bulgaria, llegó a la Argentina en 1998. Ella reúne dos condiciones que, por distintos motivos, no suelen confluir en la persona romaní. Por una parte, tiene participación social activa, lo que por lo general le está vedado a su sexo en la concepción gitana, pronunciadamente machista. Por otra, cuenta con estudios, que utiliza para dar clases de inglés en el Instituto Bernasconi. Tchileva es consciente de que “los índices de analfabetismo son más altos entre las mujeres que entre los hombres romaníes”. Es “por el dominio del hombre, el rom, que las mujeres tienen que estar todo el tiempo en casa. Con los años, pueden participar en las decisiones, pero entonces se pronuncian en contra de las mujeres. Por eso, quien tiene más necesidad de cambio entre los gitanos es la joven”, consideró.
Antes, las mujeres tenían una instancia de socialización cuando salían a adivinar la suerte de las personas, pero “ahora se llenó de psicólogos y psiquiatras que nos sacaron el trabajo”, bromeó Tchileva.
Para ella, el cambio llegará en la medida en que los gitanos puedan acceder a las escuelas, lo que actualmente es difícil porque en ellas “nos sentimos muy discriminados”. Igualmente, la mujer sostuvo que “cada día somos más conscientes de que la educación es la herramienta más poderosa para progresar”. Todos los gitanos mandan a sus chicos a la escuela primaria. Pero a la secundaria “por ahora no”, porque “el colegio no nos valoriza”, aseveró Tchileva. Es que “cualquier cambio al que se someta el gitano tiene que mantener su identidad. Ante la escuela tiene temor a perderla, por eso prefiere dejarla”, manifestó. La mujer evaluó que esto se debe a que “somos un pueblo muy miedoso. Nos viene desde el Holocausto, donde murieron entre 500 mil y un millón de gitanos. La cifra exacta se la llevaron los nazis”. Hoy, la población romaní asciende a 14 millones.
Así como el pueblo judío denominó a este exterminio la Shoá, los gitanos lo llamaron Parainós, que en romaní significa “devorar”. “Gelem, gelem” es el nombre de su himno, que en su idioma quiere decir “anduve, anduve”. Otra de sus estrofas recuerda: “Yo también tenía una gran familia/ fue asesinada por la Legión Negra/ hombres y mujeres fueron descuartizados/ entre ellos también niños pequeños”. Su constante peregrinar dio forma a su bandera, extrañamente parecida a la de la provincia de Buenos Aires. La mitad inferior representa un suelo verde, la superior un cielo azul. Y en el centro, en vez de un sol lleva una rueda de carreta.La jornada “Memorias del Pueblo Rom” se desarrollará entre las 10 y las 16 en la Casa de la Cultura porteña. Allí se tratarán temas como “Patrimonio Cultural del Pueblo Gitano. Orígenes, lengua, tradiciones, música”, panel a cargo de miembros de la Aicra. Más tarde, hablarán sobre “Diversidad cultural gitana” el titular de la Comunidad Gitana Española, José Campos; el escritor Jorge Nedich; el profesor de la Universidad de Tres de Febrero Daniel Feirstein y el coordinador del programa de Colectividades de la ciudad, Luis Gotfryd. En el panel “Discriminación y genocidio. El otro Holocausto. Problemas de género” disertarán Tchileva y el presidente del Inadi, Enrique Oteiza.
Tchileva espera que la conmemoración de este año sirva para “romper el hielo y sembrar el diálogo por la integración”. Así quieren tirar abajo mitos infundados. “Parece mentira, pero todavía está el temor de que las gitanas roban chicos”, afirmó la mujer, que comentó que “en las ferias de colectividades poca gente se acerca. En ellas hay algunos que dicen ‘no, dejá, a los gitanos no te acerques’. Y nosotros escuchamos que dicen eso”.

Informe: Sebastián Ochoa.

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Droujemira Romanova Tchileva, docente y luchadora contra los prejuicios hacia los gitanos.
 
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