El papa Benedicto XVI presidió ayer su primer Via Crucis, en cuyas meditaciones denunció que en la sociedad se está difundiendo “una enloquecida apología del mal, un absurdo culto a Satanás” y advirtió que “el bienestar ha deshumanizado al hombre” y que “se está aniquilando a la familia”. Durante el recorrido, cargó la cruz en la primera y última estación.

El Via Crucis se desarrolló por el interior del Coliseo romano y la zona colindante que lleva hasta la colina Palatina. Allí, Joseph Ratzinger apareció vestido con una capa roja y fue acompañado por unas 50 mil personas.

Las meditaciones que se leyeron en las catorce estaciones del Via Crucis fueron escritas por el arzobispo Angelo Comastri, vicario del Papa para la ciudad del Vaticano. En varios puntos de esos textos coincidió más tarde Benedicto XVI, en una homilía que improvisó.

“Hemos perdido el sentido del pecado, hoy se está difundiendo con engañosa propaganda una enloquecida apología del mal, un absurdo culto a Satanás, un deseo loco de trasgresión, una falaz e inconsistente libertad, que exalta el capricho, el vicio y el egoísmo presentándolos como conquistas de la civilización”, escribió el arzobispo. También denunció la “agonía” del mundo, que se encuentra divido en dos zonas, en las que mientras en una se muere de abundancia, en la otra se muere de indigencia. “El bienestar –reclamó– nos está deshumanizando, la diversión se ha convertido en una alienación, una droga y la publicidad monótona es una invitación a morir en el egoísmo.” “Parece que se está dando una especie de anti Génesis, un anti designio, un orgullo diabólico que piensa en aniquilar a la familia”, afirmó.

Después, el Papa subrayó los sufrimientos que padecen los niños “sometidos a vejaciones y que son abandonados, las amenazas contra la familia, la división del mundo entre los ricos que no invitan a los pobres, que sufren hambre y sed”.

En la noche de hoy, Benedicto XVI presidirá en la basílica de San Pedro la Vigilia Pascual y el mañana celebrará en la plaza vaticana la misa de Resurrección, leerá el Mensaje Pascual e impartirá la bendición “Urbi et Orbi”, a la ciudad de Roma y al mundo.