Una travesti, una transexual, y dos gays asesinados. Un legislador porteño discriminador. Un cura de pueblo cruzado contra una disco. Los códigos de falta de varias provincias que continúan siendo represivos con lesbianas y homosexuales. La violación de una activista travesti en la cárcel. Son algunos de los casos denunciados ayer por la Comunidad Homosexual Argentina, CHA, durante la presentación del vigésimo segundo informe anual de la organización. Esta vez –la primera en la historia de reclamos de los gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales argentinos–, el evento fue en sede oficial: el auditorio Emilio Mignone de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. El dato: en un año, como un efecto de la sanción de la ley de unión civil en la ciudad de Buenos Aires, el área jurídica de la CHA recibió casi 1400 consultas sobre diferentes derechos de las minorías sexuales en el país.

Hace doce años que la CHA releva tanto las violaciones a los derechos humanos de gays como la discriminación cotidiana. Ayer César Cigliutti, presidente de la ONG, recordó a Carlos Jáuregui, el dirigente que abrió buena parte del camino que hoy recorren los nuevos activistas cuando decidió denunciar cada año los pesares de su comunidad. Ayer las palabras de Cigliutti marcaron una diferencia: “Los casos de discriminación van desde el más cotidiano al más terrible que es el asesinato. A nosotros no nos interesa quedarnos en el papel de víctimas denunciando asesinatos y maltratos. Como activistas exigimos un cambio”. Se refería a las propuestas como la ley nacional de unión civil, presentada en el Senado el año pasado, que impulsa la CHA.

El discurso de los dueños de casa estuvo a cargo del subsecretario de Derechos Humanos, Rodolfo Matarollo. Dijo que durante la última dictadura los gays también fueron perseguidos. “En el año 1982 el Comando Cóndor amenazaba a la gente del teatro de revista y a los homosexuales”, recordó. Matarollo repasó las medidas antidiscriminatorias del gobierno nacional: un recurso de amicus curiae presentado ante el Juzgado Federal 5 por la Secretaría en el que argumentan a favor de las pensiones para parejas gays y el apartado sobre identidad sexual del decreto presidencial que lanzó el Plan Nacional contra la Discriminación. El funcionario apeló a “cambios educativos y culturales”. “La actitud homofóbica muchas veces está ligada a la burla y al escarnio como ataques en los medios masivos de comunicación”, en un tiro por elevación a la TV del “puto”, “la traba” y “la torta”, formas homofóbicas de nombrar la diferencia. “A nosotros la palabra puto nos motivó a este trabajo, sobre todo en estos días en que aparece en el fútbol como síntoma de la homofobia”, dijo después Cigliutti.

Sobre un estrado, flanqueados por la bandera argentina y la multicolor Glttbi, los coordinadores de las áreas Jurídica, Pedro Paradiso; de Salud, Eduardo Torres, y Cultural, Diego Trerotola, de la CHA resumieron las actividades del año. “Tenemos que pelear contra la heteronomia de los que trabajan en la generación de prejuicios y de homofobia porque cada vez se polarizan más los discursos”, advirtió Trerotola y ejemplificó con discursos como el del legislador Jorge Enríquez, del macrismo, que dijo que “la homosexualidad es una desviación psicosexual, generalmente adquirida” que “puede ser corregida a través de endocrinólogos infantiles”. En el otro extremo de la agresión, el informe de la CHA denuncia el caso de la travesti Claudia Baudracco, activista presa en Marcos Paz, que denunció que fue violada por el jefe del módulo, el del pabellón, un inspector y cuatro celadores. “Claudia guardó el preservativo y se lo entregó a su hermana. Este elemento se convirtió en la principal prueba de su denuncia ante el Juzgado Federal de Morón”, cuenta. El acto de ayer fue cerrado por Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora: “Los organismos de Derechos Humanos hemos corrido al lado detodos ustedes. Las madres sabemos, también hemos sido discriminadas”, dijo.