Después de nueve meses a la deriva por el océano Pacífico, comiendo pescado, aves crudas y calmando la sed con agua de lluvia, tres de los cinco pescadores mexicanos que habían partido a la pesca de tiburones y fueron rescatados por un barco de bandera taiwanesa, finalmente llegaron a tierra firme.

Los tres pescadores mexicanos fueron rescatados el 9 de agosto por un barco atunero de Taiwan que divisó la embarcación cerca de las islas Marshall, en el Pacífico Sur, a 8300 kilómetros de su punto de partida.

Los protagonistas de esta odisea deben pasar por una serie de análisis médicos que durarán hasta mañana antes de regresar a sus hogares.

Uno de los sobrevivientes, Jesús Eduardo Vidaña, contó a las autoridades que uno de los compañeros había muerto en enero y el otro en febrero. Sus cuerpos fueron arrojados al mar tres días después de sus decesos. Según dijo Vidaña, los dos murieron tras negarse a probar alimentos.

Vidaña, Lucio Rendón Becerra –ambos de 27 años– y Salvador Ordóñez Vázquez –de quien no se informó la edad– partieron el 28 de octubre pasado desde el puerto de San Blas, en el estado mexicano de Nayarit, en una panga, una lancha de fibra de vidrio de unos tres metros de ancho por nueve de largo, para pescar tiburones.

La odisea comenzó cuando a la lancha se le averiaron los motores y se le acabó la nafta. A partir de entonces, la embarcación comenzó a ser arrastrada hacia alta mar.

Los tres se alimentaron de pescado y aves crudas y bebieron agua de lluvia durante su trayecto hasta que fueron rescatados. Por ello, sus cuerpos estaban hinchados.

Según fuentes de la Cancillería, está previsto que los pescadores regresen a México esta misma semana, aunque dependerá de los resultados de los chequeos médicos y del diagnóstico de los especialistas.

El canciller Luis Ernesto Derbez consideró que será difícil corroborar la historia de los pescadores, dado que no hay registro de su salida ante las autoridades y los hombres nunca fueron oficialmente reportados como desaparecidos. Derbez dijo desconocer si los pescadores se dedicaban a “alguna actividad ilícita”, como la pesca ilegal de tiburón.

Por su parte, el director de Protección y Asuntos Consulares de la Cancillería, Miguel Gutiérrez Tinoco, rechazó la posibilidad de que los pescadores se hubieran alimentado con los cuerpos de los dos muertos.