Unos doscientos jóvenes que participaron de una marcha de protesta por la muerte de Martín Castellucci, ocurrida el jueves como consecuencia de la golpiza que recibió de parte de custodios del boliche La Casona, de Lanús, destrozaron ayer el local, al que incluso le prendieron fuego. Las llamas fueron sofocadas luego de una hora de labor por parte de los bomberos. Las instalaciones, en 25 de Mayo 79, de Lanús Oeste, fueron destruidas con piedras, palos, hierros y otros elementos utilizados por chicos que expresaron así su bronca por el asesinato de Castellucci, por el cual sigue preso uno de los dos custodios que estarían involucrados en la agresión que determinó el fallecimiento del joven. El otro patovica imputado en la causa fue dejado en libertad ayer, luego de que acusara a su compañero de ser el responsable del ataque.

La situación planteada desde ayer a la tarde prosiguió hasta entrada la noche y se fue agravando con el correr de las horas. La policía, que en un primer momento intentó disuadir a los jóvenes –y unos pocos adultos– que encabezaron el ataque contra La Casona, luego tuvo que recurrir a balas de goma y gases lacrimógenos para desalojar a los manifestantes. Primero fueron golpes para destruir vidrios, construcciones de madera o equipos de audio que estaban al alcance del público. Los jóvenes entraban al boliche, hacían algunos destrozos y volvían a salir, hasta que un grupo ingresó con bidones de nafta y fósforos. Ellos le prendieron fuego a una cabaña de madera que es uno de los ambientes principales del boliche.

Primero concurrieron unos 15 efectivos, que intentaron hacer reflexionar a los jóvenes, sin intervenir en forma directa. Luego se sumaron decenas de efectivos con fusiles, gases, escudos y bastones de goma, quienes comenzaron la represión, mientras los bomberos combatían las llamas, que habían logrado avanzar en forma rápida, por tratarse de un edificio donde lo que abunda es la madera. El fuego avanzó con rapidez y los bomberos tuvieron que trabajar más de dos horas para extinguir las llamas.

Ayer, antes de los graves incidentes, José Segundo Linqueo Catalán, de 28 años, uno de los dos patovicas detenidos por el homicidio de Martín Castellucci, se negó a declarar ante el fiscal de Lomas de Zamora Fernando Semisa, a cargo de la causa. Linqueo Catalán sigue detenido, mientras que el segundo patovica, Jorge Luis Romano, de 47 años, quedó en libertad, aunque sigue procesado en la causa. Romano relató ante el fiscal que pudo ver cómo su compañero “arrojaba un golpe” contra Martín Castellucci, durante los sucesos ocurridos frente a la entrada del local bailable.

Tras la indagatoria, en la que se abstuvo de prestar declaración, Linqueo Catalán siguió detenido por disposición de la Justicia, imputado por el delito de homicidio. El fiscal Semisa había pedido a la Justicia de Garantías de Lomas de Zamora la detención formal de los dos custodios, pero ayer por la mañana el juez Daniel Viggiano dispuso la excarcelación de Jorge Luis Romano, uno de los sospechosos.

“El juez ordenó la liberación por falta de pruebas en una resolución bien fundada pero, de todos modos, Romano sigue siendo investigado y afectado a la causa”, explicó una fuente judicial. El vocero precisó que Romano fue indagado anoche por el fiscal Semisa, ante quien declaró que su compañero había arrojado al menos un golpe contra Castellucci. “Se puede decir que los dichos complican la situación de Catalán, aunque la sospecha es que los dos son autores de lo ocurrido”, dijo la fuente.

Martín Castellucci, de 20 años, murió el jueves en el Instituto del Diagnóstico, de Barrio Norte, luego de permanecer cuatro días internado a raíz de las lesiones que sufrió en la cabeza al ser golpeado el domingo pasado en el boliche La Casona. El mismo día la policía detuvo a los dos custodios.