SOCIEDAD › LA POLICIA TORTURO A UN PRESO CON PEDIDO DE PROTECCION DE LA CIDH

En Chubut, mejor no ser protegido

Juan Caba es cuñado de Iván Torres, desaparecido de una seccional de Comodoro Rivadavia en 2003. La CIDH tomó el caso y en 2006 requirió protección de Caba, entre otros. Hace seis días lo torturaron.

 Por Horacio Cecchi

La policía de Chubut es autogestionaria e independiente. Un preso fue torturado después de un simulacro de fuga y posterior detención. El preso se llama Juan Pablo Caba y, desde el 6 de julio del año pasado, debía ser un protegido especial a requerimiento del máximo tribunal de DD.HH. de América, la Corte Interamericana. Caba es cuñado de Iván Torres, torturado y desaparecido de la comisaría 1ª de Comodoro Rivadavia en octubre de 2003. El 13 de marzo pasado, la propia Corte Suprema nacional ordenó que el caso Iván Torres pasara de la Justicia ordinaria provincial, que nunca lo investigó, a ser investigado por jueces federales. Dos días después, el protegido Caba fue fugado de la Alcaidía de Comodoro Rivadavia, detenido en Neuquén y realojado en el penal de Rawson. En todo el trayecto, lo molieron a palos, le quebraron los dedos y le destrozaron la cabeza a golpes. Una manera de sugerir criterios sobre quién manda en el coto chubutense.

Después de una serie de amenazas del estilo “vos terminás mal” o “vas a ser boleta”, y secuestros, golpes y el juego del “corré que te tiro”, a Iván Torres finalmente la policía chubutense lo levantó junto a un amigo frente a una heladería y los trasladó en el patrullero 469 a la 1ª de Comodoro Rivadavia. El amigo escuchó desde otra celda sus gritos desesperados y al menos dos detenidos más vieron cuando se lo llevaban. Nunca más apareció.

María Leontina Millacura Llaipén, madre de Iván, reclama a su hijo con vida y, representada por Verónica Herrera y Silvia de los Santos, llegó en sus peticiones de justicia hasta la Corte Interamericana. No era para menos. Además de a policías, el caso tiene a la Justicia implicada. Los fiscales indagaron a la familia con los policías acusados presentes. El juez Oscar Herrera concurrió a la misma heladería para determinar que desde allí no podía verse nada. En la acordada del 20 de mayo de 2004, el Supremo Tribunal chubutense sostuvo que durante los turnos de Herrera “podría, prima facie, inferirse un relajamiento en la situación de la autoridad policial”.

Iván desapareció durante la gobernación del radical Luis Lizurume, pero con el justicialista Mario Das Neves la situación no se modificó: Das Neves cargó con el jury contra Herrera como estandarte de campaña. Herrera es radical y estaba propuesto para ocupar una vacante en el Consejo de la Magistratura local. Cuando avanzó el jury, Herrera renunció, su sueño de consejero cayó con él y, con su caída, cayó el interés de Das Neves por el caso: no tocó a uno solo de los policías sospechados.

Los únicos que investigaron fueron dos abogados de la Justicia bonaerense y un enviado del gobierno nacional que conformaron lo que se llamó la Unidad Especial de Investigaciones, que llegaron a presentar un proyecto de prisión preventiva de trece policías sospechados, la guardia entera de la comisaría 1ª del 2 de octubre de 2003, el mismo grupo de tareas a cargo de la guardia el 26 de septiembre de ese año, cuando tuvo lugar una de las detenciones previas de Iván. Cuando el interés político decayó, el UEI perdió consenso y los tres enviados fueron reenviados a sus lugares de origen. Lo de las prisiones preventivas no pasó de proyecto.

Ambas abogadas, así como María Millacura Llaipén, sus otros hijos, su yerno Juan Pablo Caba, y los testigos del caso y sus familiares formaron parte de un requerimiento de protección, primero de la Comisión (25 de enero de 2005) y luego de la Corte Interamericana (6 de julio de 2006). A Daniel Hayes, uno de los principales testigos, la protección le llegó tarde. Hayes vio a Iván detenido, cuestión que el gobierno de Chubut inicialmente negaba. Hayes tenía sus días contados. El 9 de enero de 2005 escribió una carta a Millacura Llaipén diciendo lo que había visto y que temía por su vida. El 10 de enero se hizo una presentación por él. El 17 de enero apareció colgado en la Alcaidía. Una semana después llegaba el requerimiento de protección de la comisión. A otro detenido, Dante Camaño, no le fue mejor. Apareció en una esquina con un disparo en el cráneo, el 23 de mayo de ese año.

Podría decirse que Caba, cuñado de Iván, tuvo suerte porque está vivo. Suerte perra: “Lo vi con los dedos quebrados, tenía la cabeza como una pelota, cicatrices por todas partes –dijo a Página/12 Millacura Llaipén–. No es un cuerpo, es un mapa.” Un mapa abstracto de Chubut, aunque desde fuera podría confundirse con el de Argentina.

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Iván Torres fue torturado y desapareció de la comisaría 1ª.
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