SOCIEDAD › INSOLITO ROBO EN UNA SUCURSAL DEL HSBC

Auditoría sorpresa

Entraron al tesoro del banco haciéndose pasar por auditores. Sólo al final sacaron sus armas, pero no dispararon.

Trajes impecables, portafolios en mano y aires de suficiencia. Así llegaron dos hombres a la puerta del Banco HSBC de Caseros, en el Gran Buenos Aires, ayer cerca de las 9.45. Tocaron el timbre porque la sucursal todavía estaba cerrada. Afirmaron ser auditores y deben haber sido convincentes, porque el gerente no sólo les abrió, sino que además ordenó que los llevaran a una dependencia lindera al tesoro. Recién ahí dejaron la puesta en escena. Sacaron sus armas, redujeron a algunos empleados y robaron 17.000 pesos y 7000 dólares. Después se fueron caminando tranquilamente, acompañados hasta la puerta por el propio gerente, al que a esa altura tuvieron que amenazar.

Según fuentes policiales, los delincuentes demostraron un gran conocimiento de los movimientos bancarios, a tal punto que antes de revelar su verdadera intención, realizaron al contador y la tesorera preguntas propias de la función que decían cumplir. Fue el punto cúlmine del atraco, que se consumó sin que se disparara un solo tiro ni se escucharan gritos.

El episodio comenzó a las 9.45, con el banco todavía cerrado. En ese momento, los trajeados asaltantes llegaron a la puerta y fueron atendidos por el gerente, que ante el requerimiento les pidió las credenciales. “Adentro se las vamos a mostrar”, habrían respondido, en tono amable.

Una vez adentro, y en pocos minutos, se ganaron la confianza de los empleados. El gerente, seducido por los buenos modos de los falsos auditores, ordenó a uno de los custodios privados de la entidad que les facilitara el acceso a la dependencia previa al tesoro. Una vez allí, los hombres sacaron sus armas, amenazaron y redujeron a los empleados y al custodio. A esa altura, la entidad financiera ya había abierto sus puertas al público, por lo que había en el hall principal algunos clientes.

Los delincuentes se apoderaron de 13.000 pesos y 6000 dólares de una caja fuerte con dinero para los cajeros automáticos y el pago de jubilaciones, y de otros mil dólares y cuatro mil pesos de la caja de seguridad de un empleado del banco.

Luego de encerrar en el subsuelo a la contadora, al tesorero y al custodio, llevaron al gerente hasta la sala de filmaciones, donde lo obligaron a entregarles las cintas de las cámaras de seguridad del banco para no ser identificados.

Llegaba el final del robo. La obra tan finamente planeada no se podía manchar con violencia en el desenlace. Entonces los hombres obligaron al gerente a salir con ellos hasta la puerta, y así cruzaron el salón principal del banco con tranquilidad, sin que nadie percibiera que se trataba de un robo. Se cree que, una vez afuera, escaparon junto a un cómplice en un auto. El robo es investigado por la Fiscalía 1 de San Martín.

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