Miércoles, 11 de abril de 2007 | Hoy
Las sospechas sobre la existencia de una trama de amparo policial a una red de trata de mujeres y prostitución, en Río Negro, puesta en evidencia a partir de la búsqueda de la joven Otoño Uriarte, disparó el primer cimbronazo en la policía provincial. Un suboficial de la comisaría 8 de Choele Choel involucrado en la escucha telefónica en la que un proxeneta le pide “blanquear” a una joven menor de 18 años y el subcomisario de esa dependencia fueron desplazados de sus cargos y reasignados en otra dependencia. La misma suerte corrió el comisario Ives Vallejos, acusado de cometer irregularidades en la investigación para encontrar a la chica desaparecida. También lo habían sorprendido merodeando un cabaret de San Martín de los Andes donde unas horas después se realizó un allanamiento en busca de la joven.
La decisión fue tomada por la Secretaría de Seguridad y Justicia de Río Negro, a partir de la información judicial que demuestra una relación de connivencia entre la comisaría 8 y el regente de un prostíbulo. La prueba es una escucha telefónica en la que el cafishio le avisa a un oficial que llevará a “fichar” a una chica, de 15 años. La colaboración de la policía consistiría en proveer a la chica documentación que la convierta en mayor de edad. El suboficial César Cayumil habría sido el interlocutor del cafishio. Pero el subcomisario Moisés Rodríguez habría sido quien dio la orden.
Ambos fueron trasladados a otra dependencia. “Esta separación permitirá que la Justicia investigue rápidamente estas sospechas”, explicó el subsecretario de Seguridad Miguel Angel Bermejo. “Resulta extraño que la jueza, teniendo la escucha documentada desde el año pasado, no haya iniciado ninguna actuación”, agregó.
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