Viernes, 4 de mayo de 2007 | Hoy
La Legislatura porteña aprobó normas para la habilitación de clubes de música, milongas y pequeños teatros.
La música de las orquestas porteñas Petitera, Musa Mistonga y Dema fue la antesala especial de la sesión de ayer de la Legislatura porteña. Por unanimidad, se sancionaron tres proyectos de ley que especifican en el Código de Planeamiento Urbano cuál es la razón de ser y los requisitos de habilitación de tres actividades en pleno crecimiento en la ciudad: el show de música en vivo, el teatro independiente y la milonga, actividades que se vieron afectadas por la normativa de emergencia dispuesta luego de la tragedia de Cromañón.
De esta manera, y si el Poder Ejecutivo las promulga, los empresarios y emprendedores locales contarán con reglas claras y específicas a la hora de abrir un local, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad, en que la actividad está reglamentada por un decreto firmado por el ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra que involucra tanto a las grandes salas como a las pequeñas. Es que después del incendio que causó la muerte de 194 jóvenes, el gobierno porteño habilitó el desarrollo de los Clubes de Cultura, definidos como “todo local que sea utilizado como manifestación de arte y/o cultura”.
Este concepto abarcativo, sumado al establecimiento de un conjunto de requisitos de habilitación a diferentes tipos de locales, complicó el funcionamiento de diferentes espacios que tuvieron que cerrar sus puertas. Los clubes de música en vivo fueron uno de los más perjudicados. Un proyecto de la diputada kirchnerista Inés Urdapilleta, aprobado ayer, estableció una normativa especial que regula su actividad y que, según cálculos de la legisladora, beneficiará a unos 800 locales.
De ahora en más, los clubes de música serán aquellos lugares que exploten como actividad principal “la programación y producción de conciertos y espectáculos musicales en vivo”, con una capacidad máxima de 300 espectadores y con una superficie no mayor de 500 metros cuadrados. La normativa establece que podrán vender productos accesorios como discos, dvd, libros, revistas y calzado. “Hoy es muy complicado tener una habilitación porque el Código no tiene la nomenclatura específica”, explicó Urdapilleta, la autora de la iniciativa, en diálogo con Página/12. “Con esta inclusión se podrá promover el desarrollo de estas actividades”, sostuvo.
Las mismas complicaciones tienen los dueños de las 80 milongas que funcionan en la ciudad, actividad que en los últimos años se convirtió en la cita obligada para turistas de todo el mundo. “Para acompañar el baile con una orquesta, hoy el empresario tiene que solicitar un permiso especial. Esto, claramente, atenta contra la voluntad de los promotores de estos eventos”, sostuvo el diputado porteño Elvio Vitali, autor del segundo proyecto sancionado ayer en la Legislatura.
La iniciativa crea una normativa específica para el Salón Milonga, estableciendo sus características propias y su marco regulatorio. En su artículo 1º define que la milonga es “el establecimiento cuya actividad preponderante es la producción, el consumo y la difusión de los géneros musicales de tango, milonga y vals”. La capacidad será de hasta una persona por metro cuadrado.
“Esta norma brinda certidumbre legal a los emprendedores que organizan este tipo de bailes y, a su vez, pone orden después del desorden que significó la tragedia de Cromañón”, destacó el legislador, que luego sostuvo: “Este proyecto no sólo tiene que ser visto de interés por preservar la identidad cultural, sino que representa un apoyo a la industria de ese rubro”.
Los teatros independientes también se vieron perjudicados por la normativa post Cromañón. “A la hora de solicitar habilitación, los emprendedores debían cumplir con los mismos requisitos de un teatro comercial”, explicó la diputada porteña Florencia Polimeni. “Son totalmente distintos las condiciones, los fines y las formas de interactuar con el público”, agregó.
Su proyecto propuso la incorporación al código de uso de la figura de “teatro independiente”, término que abarca aquellos establecimientos con una capacidad máxima de 350 espectadores en los que se realicen actividades artísticas. “Con esta normativa se allana muchísimo el trámite de habilitación, ya que garantiza mínimas condiciones de seguridad y protege la actividad cultural”, sostuvo.
Mientras los legisladores aprobaban estas iniciativas en el recinto, un grupo de artistas porteños realizaron en la calle diferentes presentaciones en muestra de apoyo. Las milongas el Beso, La Marshall, La Glorieta, entre otros, tomaron la peatonal Perú y marcaron el ritmo del acontecimiento.
Informe: Elisabet Contrera.
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