SOCIEDAD

La mujer paralítica y muda que denunció una violación

Con un sistema de parpadeo, el único movimiento que podía hacer, una mujer acusó al enfermero que la cuidaba de haber abusado de ella. La Cámara ratificó el procesamiento del imputado.

La mujer estaba siendo abusada y nada podía hacer. No podía moverse, porque padecía una discapacidad que la tenía casi totalmente paralizada; de hecho, el abusador era el enfermero encargado de atenderla. La misma discapacidad le impedía pedir auxilio, le impedía incluso hablar. Inmóvil pero totalmente lúcida, nada pudo hacer durante el abuso pero, después, lo denunció. Ella disponía de un lento pero certero método de comunicación, que apelaba al único movimiento que podía efectuar, el parpadeo. Sólo su hermana tenía la paciencia necesaria: le presentaba sucesivamente las letras del alfabeto hasta que ella, cerrando los ojos, indicaba una, y así se iban formando las palabras. Con ese código pausado, y con alguna lágrima, concretó su denuncia. Hasta aquí, la reconstrucción de los hechos, tal como la Cámara del Crimen estima que podrían haber sucedido: por mayoría, los magistrados otorgaron credibilidad al relato de la víctima, abriendo así el camino para que el acusado fuera a juicio oral. La mujer, entretanto, ya falleció, en el marco de la misma enfermedad que la tenía postrada.

Los jueces Luis Bunge Campos y Gustavo Bruzzone, de la Sala Sexta de la Cámara Nacional del Crimen, admitieron la semiplena prueba generada durante la etapa de instrucción, y dispusieron el procesamiento de un enfermero de la clínica Santa Catalina, de la ciudad de Buenos Aires, bajo la acusación de abuso sexual contra una paciente imposibilitada de moverse y de hablar; también se dispuso el embargo de bienes del imputado hasta la suma de 100.000 pesos. El fallo fue dividido, ya que el tercer camarista, Marcelo Lucini, propuso el sobreseimiento del imputado, estimando que las evidencias presentaban contradicciones e insuficiencias, a lo cual se suma que el juicio oral no contará con la presencia de la denunciante, que falleció durante la instrucción.

La mujer padecía esclerosis lateral amiotrófica. El abuso habría sido cometido el 25 de septiembre de 2005, cuando el enfermero higienizaba a la paciente. Según el relato de la presunta víctima, registrado en el informe de un perito del Cuerpo Médico Forense, durante el abuso “gritó pero, obviamente, nadie acudió, ya que sus gritos son inaudibles y en todo caso no se diferencian del único sonido que es capaz de emitir”. El perito se había comunicado con ella mediante el método que la mujer venía utilizando con su hermana y con una enfermera: el parpadeo ante la presentación de la serie alfabética de letras.

Al día siguiente de formular su denuncia, la paciente fue examinada por una profesional del Centro de Atención a Víctimas de Violencia Sexual de la Policía Federal, quien dictaminó que se hallaba “lúcida, orientada en tiempo y espacio, con atención estable y sin alteraciones de la memoria”.

El abogado defensor del acusado había alegado inocencia y acudido al testimonio de otro enfermero, según el cual “cuando se higienizan las partes íntimas de una paciente del sexo femenino a veces puede existir una confusión”.

Según señaló a este diario Virginia Berlinerblau, psiquiatra forense, “los abusos y violaciones contra personas discapacitadas difícilmente llegan a juicio, pese a que estas personas son en general más vulnerables a estos delitos. Si no hay alguien cercano que pueda escuchar, pasan desapercibidos. Muchas veces la violación termina revelándose por lesiones físicas, por la aparición de enfermedades de trasmisión sexual o por embarazos.

En este caso, la decisión de los camaristas da vía libre al juicio oral y público del imputado.

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La mujer usaba los párpados para comunicarse con su hermana.
 
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