Miércoles, 21 de noviembre de 2007 | Hoy
Las pistas apuntan a un hijo del secretario judicial asesinado. Los testimonios de un remisero y de un vecino. Se usaron dos armas.
La versión de un remisero, la de un vecino y una hora y media en blanco son las pruebas con que cuentan los investigadores contra un chico de 17 años, el hijo mayor de Miguel Bressán, para contarlo a la cabeza de las sospechas por el triple crimen de Colonia Yeruá. Además, los investigadores tomaron la prueba del dermotest al chico, prueba que dio positiva, o sea, se encontraron restos de pólvora (nitritos y/o nitratos) en sus manos. El chico aceptó el resultado de la muestra porque dijo que había estado cazando cotorras el sábado, un día antes de que se cometiera el triple crimen. De todos modos, la del dermotest no es una prueba determinante. El remisero aseguró que había transportado a un joven hasta la casa de campo de Colonia Yeruá y, aparentemente, había declarado que el pasajero llevaba un bulto. Los proyectiles extraídos a los cadáveres son del calibre .380 y del .22. Por su lado, un vecino de Concordia aseguró que frente a la casa del chico, el domingo, en Concordia, estuvo estacionada la 4x4 Ranger de Bressán. Al día siguiente, la 4x4 fue hallada en la terminal de micros.
A media tarde de ayer, las pruebas para resolver el triple crimen de Colonia Yeruá distaban de ser certeras o la certeza distaba de alcanzar a los medios de prensa. Pero todas las versiones recogidas por el periodismo apuntaban de algún modo contra el chico de 17 años, hijo mayor de Miguel Bressán, el secretario judicial asesinado junto a su mujer, María Celia Taleb, y a su pequeño hijo Facundo, de casi dos años.
Algunos indicios podrían considerarse como de importancia para inclinar la balanza. El primero, que un remisero de la calle Alem, de Concordia, sostuvo que el domingo, a las 11.30, había llevado a un joven hasta la casona de la Colonia Yeruá. El hombre no indicó quién había sido su pasajero, aunque se desprende que en cualquier momento el juez Maximiliano Benítez ordenará un reconocimiento. Ya fueron citados a declarar el remisero y el operador telefónico de la remisería.
El chico, aparentemente, no había hablado de ningún viaje y, en cambio, según Arturo Mc Loughlin, el abogado que lo asiste, “estuvo todo el día en lo de su madre esperando que su padre le avisara si tenía que ir a trabajar al campo. Y a eso de las 16.30, 17.30, se fue hacia la peatonal para juntarse con sus amigos, pero eso fracasó porque no encontró a nadie verdaderamente amigo, y se reunió con gente cuyos datos no puede aportar. Después, empezó a llover y volvió a su casa.” “La última vez que vio a su padre fue el sábado por la noche, cuando Bressán pasó por la casa para hablar con él sobre los motivos que lo llevaban a no querer ir al campo al día siguiente por una situación que había con la mujer.” Mc Loughlin, además, sostuvo que el chico tenía problemas con Taleb, la mujer de su padre. “Lo rechazaba después de que su padre lo había reconocido como hijo suyo, y eso ocurrió después de que Bressán contrajo matrimonio con Taleb”, dijo Mc Loughlin. El abogado, además, sostuvo que a última hora del lunes, después de que el joven había declarado ante el juez, volvió a ser citado por la policía y que fue maltratado y presionado.
Agregó, además, que el adolescente tenía un revólver que le había dado el padre para que lo utilizara en caso de que peligrara su seguridad o la de su madre. Confirmó también que el chico solía disparar armas, pero “para matar loros porque perturban el descanso de la tarde”.
Otro de los indicios es la declaración de un vecino de la casa de la madre del chico, quien aseguró que frente a esa casa, en Concordia, vio estacionada la 4x4 Ranger de Bressán.
También, la policía informó que el dermotest realizado al chico había dado positivo. De todos modos, el resultado de la parafina no es certero, ya que si el peritado es fumador, trabaja en el campo, trabaja con detergentes o con tinturas, la prueba dará positiva como si hubiera disparado un arma.
En Concordia, el juez del caso, Maximiliano Benítez, sostuvo que todavía no hay imputados en la investigación y agregó que no se descarta ninguna hipótesis. De todos modos, sostuvo que la hipótesis del robo es la “más alejada del caso”. “Tenemos varias hipótesis y en este momento no podemos descartar ninguna de ellas, estamos trabajando en todas y recibiendo informes de la policía científica.” El comisario Alejandro Moschen, por su lado, sostuvo que se está investigando si participaron una o más personas, ya que parecen haber sido dos secuencias de disparos, una con .380 y otra con .22. “Lo más firme –dijo Moschen– es que la persona que lo hizo fue alguien conocido que sorprendió a la familia y que se tomó el trabajo de cerrar el portón de salida del campo que está a unos 2000 metros de la finca.”
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