Sábado, 12 de enero de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › DENUNCIAN A UNA ENTIDAD JUDIA ORTODOXA POR DISCRIMINACION
Los protagonistas son el futbolista Diego Placente y su novia, integrante de una familia judía. Donaron los regalos de bodas a dos instituciones benéficas, entre ellas una entidad ortodoxa que rechazó la oferta porque el casamiento mixto “atenta contra la continuidad del Pueblo Judío”.
La historia comenzó con la intención de hacer una obra de bien y terminó desatando una fuerte polémica dentro de la colectividad judía local. Entre sus protagonistas figuran el flamante refuerzo de San Lorenzo, el lateral Diego Placente, y su novia, Julieta, integrante de una familia judía. La pareja planeaba su boda y decidió donar los regalos del casamiento a dos instituciones: una escuela para niños discapacitados de Villa Bosch, elegida por el novio, y un programa de atención a niños maltratados perteneciente a la institución ortodoxa Jabad Lubavitch, elegido por la novia. Pero la entidad judía rechazó la donación porque no quiso aparecer relacionada con un matrimonio mixto, es decir, un casamiento entre una mujer de esa religión con un varón perteneciente a otra creencia (o viceversa), porque dicha unión, alegó en un comunicado de prensa, “está directamente reñida con los principios del judaísmo y atenta contra la continuidad del Pueblo Judío”. Dentro de la comunidad judía cuestionaron el planteo y lo consideraron discriminatorio.
El episodio salió a la luz en los últimos días a partir de una carta que hizo circular vía e-mail el padre de la novia, Alex Rubinstein. Allí, el hombre, padrino de la boda, expresó toda su indignación por la respuesta de Jabad Lubavitch, cuya sede central está ubicada en la calle Agüero casi esquina Santa Fe.
Los novios, contó Rubinstein, en vez de recibir regalos, pidieron a los invitados al casamiento que pusieran en un sobre un donativo que sería entregado en partes iguales a las dos instituciones de bien público elegidas: una escuela de Villa Bosch e Ieladeinu, un programa de la institución ortodoxa dirigido a la atención de niños desamparados de la comunidad judía. “Les comunicaron su intención a ambas instituciones, que manifestaron su satisfacción por la decisión”, señaló el padre de la novia en su correo electrónico y contó que la pareja mandó a imprimir tarjetas que recibirían los invitados con los nombres de ambas entidades, dando cuenta de la modalidad que habían elegido como regalo. “Pero ¡oh sorpresa! A los dos días llamó el gerente administrativo de Ieladeinu diciendo que el rabino de Jabad no aceptaba que el nombre de Ieladeinu figure en una tarjeta adjunta a la invitación de un casamiento mixto. Por lo tanto, no aceptaban el donativo de esa forma”, denunció Alex Rubinstein.
La carta, en la que el padre de la novia acusa a la entidad de un “fundamentalismo imbécil”, circuló por Internet con su carga de bronca. Y fue publicada por diversos sitios de la comunidad judía, en los que se rechazó la posición de Jabad Lubavitch. “Una comunidad que atrasa”, se tituló un artículo de la publicación Nueva Sión (www.nuevasion.com.ar), sobre Jabad Lubavitch.
Ante la repercusión que tuvo el tema, el rabino de Jabad Lubavitch, Tzvi Grunblatt, salió al cruce de los cuestionamientos con un comunicado de prensa. Pero en lugar de aclarar el asunto, lo oscureció. “No es verdad que rechacemos las donaciones de personas de buena voluntad, sean éstas judías o no. Pero siempre procuramos actuar con coherencia y entereza moral y no negociamos nuestras convicciones. En el caso en cuestión el problema no radicaba en la aceptación de la donación, sino en la utilización de nuestro nombre en la tarjeta adjunta a la invitación a un evento, que siendo quizá feliz para las familias involucradas, está directamente reñido con los principios del judaísmo y atenta contra la continuidad del Pueblo Judío. Jabad Lubavitch trabaja incesantemente por dicha continuidad, amenazada principalmente por la asimilación y por los matrimonios interconfesionales”, escribió el rabino Grunblatt.
Y más adelante, para que “se entienda mejor” su posición, la institución ortodoxa recurrió a la siguiente analogía: “Una liga de prevención de enfermedades cardiovasculares puede aceptar la donación de fumadores, pero no puede aparecer como beneficiaria (o patrocinadora) de un evento organizado por una empresa tabacalera. Hacerlo sería vergonzoso”, sostuvo en un comunicado de prensa, que también fue publicado en diversos sitios de la web. Entre ellos www.ma tri moniosmixtos.com, cuyo director, Naum Kligsberg, es un sociólogo argentino judío casado con una católica, que lucha contra la no discriminación hacia las uniones entre personas de distintos orígenes religiosos.
“La mayoría de los católicos y judíos que se enteraron, y sobre todo los matrimonios mixtos, se sintieron ofendidos por la actitud de los rabinos de Jabad Lubavitch. Los matrimonios mixtos repudiamos este hecho, al igual que la mayoría de los judíos”, señaló a Página/12 Kligsberg. Y comentó que, según estimaciones, cada cien judíos que se casan en el mundo, 65 lo hacen con personas no judías, sin tomar en cuenta a Israel. Y muchas de esas parejas, como la suya, sufren diversos hechos de discriminación dentro de la colectividad judía.
A la polémica se sumaron diversas voces, entre ellas las de varios rabinos, como Baruj Plavnick, del Movimiento Conservador. “La mirada sectaria y fundamentalista amenaza la continuidad judía más que la asimilación. Los matrimonios mixtos, sus padres y sus hijos son la primera víctima de esa ideología que crece en el seno de nuestra comunidad amparada por la pereza intelectual y las especulaciones políticas”, opinó Plavnick.
Los donativos del casorio, finalmente, serán entregados a otra institución judía, aclaró el padre de la novia.
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