Lunes, 10 de marzo de 2008 | Hoy
Por Mabel Bianco *
Es una oportunidad para hacer balance. Logramos el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos y su atención en todo el país a través del sector público, aunque con diferencias. La principal deuda del gobierno es la falta de educación sexual en las escuelas. Tampoco logramos la atención del aborto no punible en los hospitales públicos. Esto requiere decisión política y capacitación del personal de salud, todo está preparado, ¡sólo falta hacerlo! y evitar la enfermedad y muerte de muchas mujeres. Respecto de la violencia contra la mujer, esperamos respuestas concretas que no llegan, a pesar de las promesas del Consejo Nacional de la Mujer. La paridad entre mujeres y hombres tampoco se ve, ni el gobierno nacional ni el local cubrieron el 50 por ciento de los ministerios con mujeres, ni asumen políticas de discriminación positiva. Necesitamos gobiernos que, más allá de ser conducidos por una mujer, sean ejemplo para la sociedad y adopten políticas paritarias.
- Directora de la Fundación para Estudios e Investigación de la Mujer.
Por Juliana Marino y Virginia Franganillo
Este es un 8 de marzo inusual. Una presidenta, tres ministras, 40 por ciento de mujeres en las Cámaras. Hay diagnósticos y planes burocratizados y una realidad que no convocamos: las mujeres reales y su libertad. Acusadas, victimizadas, apeladas o ponderadas, son abandonadas por estructuras estatales debilitadas y por nuestra propia militancia. Se pierde así un recurso incomparable: la formidable capacidad de las mujeres para acelerar los procesos de reparación del tejido social y crear nuevas dinámicas de resolución de problemas complejos. No parece ésta una etapa en la que puedan aceptarse dilaciones en el diseño de planes mensurables y compromisos fehacientes sobre: licencias por nacimiento, equidad laboral, jardines maternales, horarios compatibles, asistencia económica, prevención en salud sexual y reproductiva, aborto, parto humanizado, educación sexual, violencia de género, trata de mujeres, prostitución infantil, adopción. Es necesario romper la inercia y aceptar la potencia transformadora de la cultura feminista hacia una revolución que pretende equidad y solidaridad.
Por Rafael Barca *
La violencia de género afecta a miles de mujeres. Sin embargo, este tema aún no es tratado por las autoridades con pertinencia. Es necesario que definan un plan integrado y efectivo que muestre que esta violación de los derechos humanos es abordada como un problema de Estado. La violencia de género tiene su caldo de cultivo en la discriminación que sufren las mujeres diariamente. Por ello, la lucha contra la violencia hacia la mujer tiene que ir unida a la lucha por la igualdad de género. El reto es grande, ¿por dónde empezar? Como mínimo, el Estado argentino debería, este año, comprometerse públicamente con la erradicación de la violencia contra la mujer; desarrollar un sistema nacional de estadística sobre este tema para contar con datos precisos para la definición de políticas pertinentes; instalar una mesa estatal en contra de la violencia de género que reúna a los diferentes poderes del país para coordinar medidas efectivas, y revisar el sistema educativo para que esté libre de estereotipos de género y que las escuelas sean un lugar seguro para las niñas.
- Director Ejecutivo de Amnistía Internacional Argentina.
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