Domingo, 15 de febrero de 2009 | Hoy
Bill Gates no se presentó como el fundador de Microsoft ni nada de lo conocido que lo llevó a ser la segunda persona más rica del mundo. Lo que le dio fama mundial fue sólo motivo de un comentario tangencial por parte de Chris Anderson (el curador de TED). En cambio, Gates vino como filántropo, como presidente de la fundación que lleva su nombre y el de la mujer (Melinda). El objetivo de los Gates es cooperar con su fortuna para erradicar la malaria en el mundo. Subió al escenario con un frasco pequeño, como si contuviera mermelada. Sólo que adentro había algunos mosquitos. Preste atención a este dato: Gates se ocupó de decir que en el mundo se destina más dinero para combatir la calvicie que para combatir la malaria. Aún más: lo que resulta inexplicable es que la malaria es una enfermedad transmitida por un mosquito. Liberó entonces a los mosquitos que traía en el frasco y con seriedad dijo que alcanzaría con usar (y tener, claro) DDT para reducirla en un 50 por ciento. Y que por ahora reparten enrejados o redes en las zonas más afectadas del Africa para proteger a los pobladores. La mayor cantidad de dinero está afectada a la compra de esas redes. Terminó con un dato: las tres enfermedades que más muertes causan en el mundo son malaria, diarrea y neumonía. Gates está involucradísimo en este proyecto. Se bajó del día a día en la conducción de Microsoft y ahora está utilizando todo su poder e influencia en el mundo para dejar un legado distinto en la historia de la humanidad.
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