Los talleres de Iniciación en los barrios, de Profesionalización en el espacio de la Comunidad Hipermediática Experimental Latinoamericana (Chela) y los de Formación de Formadores son la pata social, artística y pedagógica del Circo Social del Sur. Pero hay un factor más en juego que para Pablo Holgado, uno de los fundadores de la organización, es innato al arte circense: la relación con los artistas de otros países. Con esa intención se formalizó en abril pasado en Perú la Red Iberoamericana para el Desarrollo del Arte Circense de la que participan las escuelas Carampa de Madrid y Chapito de Portugal; el Circo del Mundo Chile; La Tarumba de Perú y Circo Para Todos de Colombia y Crecer e Viver de Brasil. “El objetivo es generar un corredor cultural para fortalecer las escuelas con intercambios anuales, pero también dar prestigio a las áreas artísticas de cada escuela. Todos hacemos trabajo social pero nos diferenciamos por la identidad cultural que se refleja en cada producción”, resaltó Mariana Rufolo, la trapecista cofundadora de la organización.