Domingo, 8 de mayo de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › JUAN MANUEL BULACIO, ESPECIALISTA EN TICS Y ANSIEDAD
Por Sonia Santoro
La Fundación de Investigación de Ciencias Cognitivas Aplicadas (Iccap) tiene un servicio para empresas y profesionales en el que se aborda la problemática de la ansiedad que genera el uso de las nuevas tecnologías de la información y los cambios constantes que promueven. Juan Manuel Bulacio, su titular, plantea que hace falta difundir esta problemática para empezar a diagnosticarla y dar un adecuado tratamiento.
–¿Qué consecuencias tiene para la salud el uso de las nuevas tecnologías de la información? ¿Hay diferencias entre mujeres y varones?
–El aumento de las exigencias que producen las nuevas tecnologías y la urgencia con que se espera sean manejadas incrementan el estrés, tanto en la vida laboral como en la vida personal. Las demandas planteadas superan cada vez más las posibilidades de hacerle frente. La aceleración tecnológica incrementará este problema en los próximos tiempos. En general se afecta más el hombre por ser más proclive al sobreuso de las tecnologías en su vida cotidiana, aunque a nivel laboral no se observan estas diferencias.
–¿Qué observa en el consultorio?
–Estos problemas no son identificados como tales por no estar socialmente impuesta la noción de tecnoestrés. Los pacientes sufren por estrés laboral o personal o por sus consecuencias en la salud general tales como hipertensión, trastornos gastrointestinales, cefaleas, insomnio, contracturas, agotamiento psicofísico o por el de-sarrollo de cuadros ansiosos y depresivos. Estos cuadros se incrementan día a día aunque no sólo se identifican como tales en la propia consulta. Por eso, la difusión es fundamental para iniciar una adecuada prevención y diagnóstico precoz.
–¿Hay profesiones con más problemas?
–Afecta en particular a los empleados de empresas tecnológicas. Por otro lado, todos aquellos que implican urgencias. En la mayoría de las empresas el uso de la tecnología es central, por lo cual el problema se difunde de manera casi universal.
–¿Conoce empresas que tengan algún programa para reducir o encuadrar el uso de la tecnología?
–En nuestro país no se utilizan en forma sistemática. En la Fundación brindamos talleres para empresas con un amplio programa que parte de la explicación del fenómeno y de los modos de enfrentarlo a nivel institucional, grupal y personal. Es dificultoso que las empresas reconozcan la conveniencia de realizar estas tareas preventivas para mejorar la eficacia de sus empleados y la general.
–¿Qué pasa con el uso fuera de lo laboral? ¿Es posible hoy hacer esta división o la poca posibilidad de corte del trabajo a la que pueden llevar estas tecnologías nos lleva a que el mundo privado-íntimo desaparezca?
–En la vida social el uso de las tics también aumenta día a día y la no adquisición y uso de las nuevas tecnologías afecta la sociabilidad de las personas. Las exigencias son también generadoras de sobreestímulos y estrés.
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