SOCIEDAD › QUE BUSCAN LOS INMIGRANTES CHINOS EN EL PAIS

Dólar tentador pese al 3 a 1

Cambio: Hasta no hace mucho, Argentina les servía como puente hacia EE.UU. A partir del cierre de fronteras cambiaron las costumbres: llegan como pueden y se quedan.

Por A. D.

Los chinos sin papeles son parte de un universo un poco más amplio: los extranjeros sin papeles que habitan el suelo argentino. Según la Dirección Nacional de Migraciones, la mitad no tiene sus documentos en regla: sobre una población extranjera de 1.500.000, 750 mil están en esas condiciones. Entre ellos, los chinos son una de las comunidades más chicas. La Embajada de la República Popular China en Buenos Aires considera que aquí residen entre 40 y 60 mil ciudadanos. Para Migraciones, en cambio, son unos 30 mil; entre ellos, unos 25 mil están sin papeles.
La mayoría de ellos está alojado en la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, donde vive el 65 por ciento; otra buena parte se radicó en Rosario y Córdoba y en sus alrededores. Quienes siguen de cerca sus pasos, aseguran que habitualmente llegan desde Fujian, una provincia costera del sudeste chino, separada de Taiwan por un estrecho. Allí viven casi tantos pobladores como en toda la Argentina: las 1401 islas de Fujian están habitadas por 34,71 millones de chinos con niveles de ingresos bajos, pero considerados entre los más altos del país. Mientras los campesinos de la región cobran un promedio de 300 dólares anuales, en Fujian los salarios anuales son de 1000 dólares. Aun con esos ingresos, se van: la provincia posee una cultura migratoria centenaria, indicó tiempo atrás Wan Jian, el consejero político de la embajada china en Buenos Aires.
Los especialistas en tráfico migratorio hablan de “privación relativa” para explicarlo. Hace varios años, Lian Zai indicó en un ensayo que los chinos no abandonan sus regiones por cuestiones de pobreza, sino por una suerte de necesidad de contar con dinero para construir una gran casa de campo como las que admiran entre sus vecinos.
Con promedios de ingresos medios de 600 dólares anuales por persona, países como la Argentina de la posdevaluación aún siguen pareciendo atractivos. Hasta no hace mucho, además, Argentina les servía como puente hacia Estados Unidos. Permanecían en el país dos o tres años hasta conseguir la ciudadanía que les permitía atravesar las impenetrables fronteras norteamericanas sin visado. A partir de 2001, el cierre de fronteras cambió las costumbres: las nuevas corrientes chinas llegan como pueden y se quedan.

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