SOCIEDAD › LLEGARON LOS RESTOS DEL ESTUDIANTE FALLECIDO

Llanto y dolor por la tragedia

“Es increíble que estén todos bien menos este pobre chico”, opinó Marcelo Baersi, testigo del accidente en el que murió Darío Cocha, de 18 años, cuando el micro en el que él viajaba con sus compañeros se desbarrancó al pie del Cerro Catedral, en Bariloche. El comentario de Baersi fue similar al que ayer resonó en la voz de los chicos que llegaron hasta la escuela José Artigas, de San Fernando, sólo para repetir el ritual de parar en la puerta y a sabiendas de que no había clases. El obispo Jorge Casaretto, padres y algunos sobrevivientes pasaron por el colegio y luego por el velorio de Darío. Llantos y abrazos se repetían entre los que volvieron de Bariloche; y no eran los llantos y abrazos que suelen darse al volver de “Bariló”.
Los carteles de papel con la dirección del velorio contrastaban en el frente con grafitis de la vieja “Escuela Nacional Normal Mixta”. Hasta allí fueron unos pocos sobrevivientes. Una de las chicas, Bárbara Andrada, trató de explicar (y explicarse) que lo que la salvó fue “que hubieran muchas ramas”. Recordó que segundos antes de la caída, el micro “empezó a saltar como si estuviese pasando por un serruchito” y que, mientras desbarrancaba, ella se salvó porque atinó a aferrarse a los portaequipajes.
Pablo Melo, otro alumno, contó que en ese momento “iba sacando fotos y vi que el micro esquivó un pozo, pero iba bastante rápido, no era la velocidad (adecuada) para esa curva. Después muerde la banquina y se da vuelta, y ahí se sale el techo y por eso nos salvamos, porque salimos todos del micro.” Pablo también describió cómo fue que intentó rescatar a Darío, el chico que falleció en el accidente.
El grupo de egresados estaba integrado por cinco cursos. El viaje a Bariloche estaba definido porque habían pagado cada cuota de la chequera de T.A. Estrella-Cóndor, pero no era el único viaje previsto para festejar: “La semana pasada competimos en el concurso ‘¿De qué me hablás?’ y ellos ganaron un viaje a Mar del Plata”, contó Marcos Hereñú, alumno del segundo año del colegio Madero, que funciona en el mismo edificio que el Artigas. Ese concurso fue organizado por la Municipalidad de San Fernando en el marco de los festejos por su bicentenario; participaron cinco colegios y el premio fue un viaje a Mar del Plata en noviembre; no se sabe si se hará.
Ayer fue hasta el colegio el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, “para acompañar el dolor” de los familiares y amigos. El accidente puso en duda un viaje “solidario” a Neuquén que alumnos del segundo año tenían previsto realizar dentro de pocos días. “Ibamos a ir hasta Chos Malal para llevar ropas y víveres a varias escuelas. Ahora dijeron (los docentes) que no viajaríamos”, contó Gonzalo Pampameo, un alumno. Para colmo, la tragedia no fue la única que golpeó al Artigas. Hace quince días murieron otras dos alumnas: una del segundo año, en las vías del tren que pasa por San Fernando, y otra del profesorado a raíz de una enfermedad, según comentó a este diario una profesora.
Darío Cocha fue velado a once cuadras de la escuela; hoy será sepultado en el cementerio local. Jugaba al rugby en el Club San Fernando y “para viajar se puso a repartir volantes; juntaba mango por mango; era un buen pibe, inteligente”, contó José Luis, uno de los tantos amigos que miraba azorado cómo la gente se agrupaba frente al velatorio.

Informe: Adrián Figueroa Díaz

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