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“En la votación, Kirchner se legitimó. Me parece que esto que ocurrió es un alerta a esa legitimación”, plantea el decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Félix Schuster, sobre el estallido de los pasajeros en la estación de Haedo.
–¿Qué fenómeno social emerge a partir de esta protesta?
–La pregunta que debemos hacernos es qué es lo que se está incubando en algunos sectores de la sociedad: uno puede simplificar las cosas y hablar de la demora cotidiana de los trenes, pero me parece que la dimensión de lo ocurrido es diferente. Entiendo que es algún tipo de malestar con el Gobierno y con ciertos caminos que el Gobierno estaría llevando a cabo. No sé si también en algún sentido la misma visita de Bush provoca cierto desconcierto.
–¿Esta reacción se puede pensar en términos de un quiebre en la representatividad política?
–Yo creo que sí, recuerde esa manera tan original de protestar que fueron los cacerolazos y las asambleas. Constituye una deuda pendiente todo lo que pedían: sobre todo, la renovación de la política. El paso del tiempo está mostrando muchas fisuras y muchas caras viejas. Me parece que, efectivamente, la crisis de representatividad es clave. Lo fue con los cacerolazos y es posible que esto que pasó sea un alerta al Gobierno.
–¿Hacia dónde apuntaría este alerta?
–Es una forma de expresión de sectores de clase baja que, ante situaciones cotidianas, pretendieron decir basta. O uno las toma en sí mismas (“arreglen los trenes”) o bien, en relación a un fenómeno más amplio, significa un llamado de atención que no puede ser desoído. Son expresiones que pueden darse también en otros ámbitos de la sociedad y en otras clases sociales. Una manera de manifestarlas podría ser el voto, donde hubo una manifestación específica con la que Kirchner se legitimó subiendo del 22 al 40 por ciento. Me parece que esto es un alerta a esa legitimación. Implica que no puede seguir determinados caminos impunemente.
–¿Qué instituciones contuvieron este quiebre?
–Había un fuerte peso de la acción social, a través de los planes, que fueron implicando una integración para los sectores desocupados. Es un indicio para pensar que no basta con la acción social.
–¿Cómo analiza el conflicto entre los pasajeros y los sindicalistas en huelga que surgió algunos días antes?
–Los trabajadores que están sindicalizados tienen su representatividad. Estos otros sectores, en cambio, no totalmente satisfechos con la acción social, estarían dispuestos a tratar de obtener una propia representatividad. Cuando hablo de representatividad quiero decir que buscan que los escuchen. Ese sería el pedido: “Aquí estamos y rechazamos que se nos quiera poner más en los márgenes”.

Reportaje: Werner Pertot.