Viernes, 14 de julio de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › LA DISCUSION SOBRE LO PUBLICO DE UN JUICIO ORAL
Por H. C.
En el juicio por el caso Axel Blumberg se juegan más instancias que la sola sentencia de un tribunal sobre una banda ya confesa. De hecho, pequeñas y no tan pequeñas diferencias se fueron instalando en el tironeo jurídico. Blumberg con la evidente intención de presionar a través de la denuncia pública y el tribunal intentando evitarlo. Ayer, todos los defensores, a excepción de Mazaira, el abogado de Gerardo Carmona, se levantaron de sus butacas y se retiraron tras una decisión del tribunal que permitió fotografiar a Blumberg sentado como si estuviera declarando. El retiro de los abogados fue sólo una más de las señales de que en el juicio se debate mucho más que una simple sentencia.
Ya se preanunciaba cuando el tribunal, fundado en que había cuatro menores en juicio, ordenó hace un par de meses que el debate se realizara a puertas cerradas. La orden fue apelada por Juan Carlos Blumberg, quien logró sostener que “el juicio es público”, tras un fallo de Casación. Estaban jugadas las dos líneas. El primer día de audiencias, el martes pasado, el tribunal distribuyó una resolución entre los periodistas en la que se prohibía fotografiar a los acusados, por lo que cámaras y fotógrafos deberían abandonar la sala antes de que los procesados ingresaran. La prensa reclamó. El reclamo llegó a oídos de Blumberg y Blumberg increpó al funcionario enviado por la Corte para tratar con los medios. Después el juez Daniel Cisneros amonestó seriamente a Blumberg. Pero los fotógrafos quedaron. Ayer, el abogado Sergio Moreno pidió que se incorporara en actas una foto publicada por Diario Popular en la que aparecía un par de los rostros prohibidos, y que cualquier reconocimiento fuera considerado “prueba contaminada”.
El resto de los abogados se plegó espontáneamente, mientras el rostro de los jueces y el de los abogados de Blumberg se transfiguraba. Después, cuando Blumberg estaba por iniciar su relato, su abogado Roberto Durrieu pidió al tribunal que se permitiera ingresar cámaras y fotógrafos “para hacer un paneo sentado para que la sociedad vea”. Se abrió un cuarto intermedio para resolver la cuestión. Quince minutos más tarde, se reabrió la sesión. Cisneros dijo que “por única vez y sin los imputados”. Los fotógrafos reingresaron, pero antes, Marcelo Roccetti, abogado del subcomisario Daniel Gravina, pidió permiso para retirarse: “No vine a que me saquen fotos”, sostuvo. Cisneros se lo concedió. En forma espontánea, uno a uno, los defensores se plegaron a la medida y se retiraron en una obvia protesta a la medida ambigua del tribunal. Y Blumberg quedó sentado, rodeado de cámaras en una sesión fotográfica.
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