Los comisarios deportivos del último Grand Prix de Mónaco se tomaron ocho horas para decidir quitarle los tiempos de clasificación a Michael Schumacher luego de que éste estacionara intencionalmente su Ferrari en plena pista. Para eso, estudiaron en detalle las grabaciones televisivas, incluida la de la cámara montada en la Ferrari...

Acaso porque el automovilismo –probablemente el segundo deporte más popular en el mundo– se disputa en lugares abiertos y, en general, fuera del alcance visual de los encargados de controlarlo, la TV se ha convertido en una herramienta imprescindible para impartir justicia. “Tanto la CDA como la ACTC, los organismos que fiscalizan el automovilismo en la Argentina, reciben en sus puestos de control las imágenes de cada una de las cámaras, tanto en clasificación como en carrera –asegura Juan Rivas, gerente técnico de carburando, la empresa que televisa el automovilismo en el país–, y, en muchos casos, para los comisarios deportivos es más válida la imagen que el testimonio del veedor que está en la pista.” Muchas decisiones se toman durante la misma carrera; otras esperan al final, con la presencia de los involucrados en toques o maniobras peligrosas.

El tenis se abrió a la influencia televisiva este año, en lo que se considera el quinto Grand Slam, en Key Biscayne: cada jugador puede solicitar hasta en dos ocasiones por set que el umpire revea por TV el punto en disputa; el público también puede ver las repeticiones.

El básquetbol de la NBA permite usar las imágenes para determinar si en la última jugada de cada período, en caso de que se convierta un lanzamiento, se produjo en tiempo reglamentario. La contundencia de las imágenes supera, en estos casos, la decisión de los árbitros.

El rugby tiene en cuenta en test-matches a un cuarto árbitro, que sigue el partido por TV. Ante dudas sobre si la pelota cruzó el ingoal o si fue apoyada en un try, el árbitro principal puede consultarlo, aunque la determinación definitiva sobre la jugada es suya.