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Fue un paso. Importante. Trascendente. Nunca definitivo. El paso que da una sociedad hacia la toma de conciencia. No el primero, claro. Pero seguramente el que más conmovió a la Argentina y, por qué no, al mundo.

Cientos de miles de personas en todo el país levantaron la consigna “Ni Una Menos”. Y fue un grito. Ahora hay que seguir implementando las políticas públicas necesarias para que el femicidio y la violencia contra las mujeres no se naturalicen.

Por eso la manifestación debe ser un llamado de atención para lxs funcionarixs que, con responsabilidades específicas en la temática, y que, por su formación de raigambre machista, patriarcal o simplemente por prejuicios, legitiman o convalidan nuevas situaciones de violencia.

Herramientas hay. La Ley 26.485 y la línea nacional 144 que permite dar contención, información y asesoramiento las 24 horas, los 365 días del año, con excelentes resultados. Pero es necesario que ayudemos a que sea difundida.

El registro de casos de violencia debe contar con los datos actualizados regularmente para que sea la base de la base de las estadísticas oficiales, indispensables, para elaborar las políticas adecuadas como los botones antipánico para todo el país, que alguna vez propusimos, y que debemos concretar.

Y no es una responsabilidad de todos. Porque cuando las cosas son de todos, son de nadie. Es responsabilidad de cada una y cada uno. La Justicia, la dirigencia política, el clero, el Estado y los medios de comunicación.

Fue una buena marcha, que no debe detenerse.

* Secretaria de Gabinete de la Jefatura de Gabinete de Ministros y ex Subsecretaria de la Unidad de Coordinación para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.